lunes, 6 de mayo de 2013

ENTREVISTA A ROSO DE LUNA






Esteban Cortijo Parralejo


Entrevista con el mejor ocultista español del siglo XX especialmente impresa para los alumnos del curso “Regeneracionismo: Una aproximación a la crisis de fin de siglo(1898-1905)”

Tanto las respuestas como, con frecuencia las preguntas, las recoge textualmente Esteban Cortijo de distintas obras del teósofo Mario Roso de Luna (1872-1931)




P. Hemos hablado ya del papel que para usted tienen leyendas, restos arqueológicos y otros "fósiles" como fuentes que no son tenidas en cuenta por historiadores más convencionales. ¿Qué verdades encuentra en todo esto más allá de su sentido localista y folklórico?

R. - Hay tres grandes arquetipos que yo considero verdades históricas: El éxodo de Io, la catástrofe atlante y el origen de todos los pueblos ario-caldeos, indoeuropeos y caldeo-parsis. (1929b, p. 406).

P. Le dirían que estas cuestiones no van más allá del mito.

R. - Todo mito antiguo o moderno tiene un núcleo fundamental que es siempre absolutamente histórico. (1917 a, p.361, nota). Además, quien duda del hecho de que una serie de recuerdos y nostalgias, refrescadas al calor del hogar, de padres a hijos, son el alma de la tradición y una de las fuentes, por ende, de la Historia. (El Globo, 1-20-1905)

P. En varias lugares de su obra se refiere a las instructivas lecturas infantiles de El Quijote, ¿qué ve usted en la obra cumbre de la literatura castellana?

R. - Varias veces leyendo las páginas más hermosas del Quijote hube de pensar que sus inspiraciones felicísimas debieron tener un abolengo, una base de lectura, que dada la época de Cervantes, debiera hallarse por un lado en los pliegos de cordel que han alimentado las escasas exigencias mentales de nuestro vulgo y por otro, en el conocimiento que Cervantes tenía sin disputa de los clásicos griegos y latinos, gente que, como pagana, había ido muy lejos en el sondaje de los problemas del espíritu, ya con teogonías simbólicas como la de Hesíodo, ya con epopeyas como la Ilíada, la Odisea, o la Eneida, ya con ciencias como las del tronco pitagórico-platónico, ya con arte como la de Esquilo y Aristófanes, ya en fin, con hombres de tan preclaro sentido como Plutarco, Séneca y cien otros de la leyenda áurea, todos, todos definitivamente inspirados por los mitos religiosos, heredados de los arios y semitas. (REx,10-1-1908, p. 436)

P.¿En su tiempo todavía había pliegos de cordel?

R. - Tuve curiosidad por poseer los pliegos de cordel más corrientes y hube al fin de poseerlos, gracias a la bondad del Sr. Hernando, cuya librería me proporcionó su colección completa, eco de otras publicaciones de siglos anteriores que se había ido refundiendo y reimprimiendo según las necesidades, pero que conservan el rasgo general que en otras épocas las caracterizasen. (REx, 10-1-1908, p. 436)

P. ¿Estos pliegos de cordel tienen todos la misma procedencia?

R. - Los hay de tres clases, a saber: de tradiciones españolas, los menos; de tradiciones europeo-caballerescas y procedentes de Las mil y una noches, los más (REx, 10-1-1908, p. 438)

P. ¿De todas las leyendas de este tipo se puede sacar alguna conclusión de interés?

R. - La persistencia con que, a vueltas de mil variantes, se vienen a repetir los mismos motivos maravillosos, hace pensar en algo que aquellas han querido solapar, algo extrañamente profundo y que quizás pueda resumirse en estos epígrafes: Primero un estado primitivo de inocencia, pobreza, pequeñez, orfandad o abandono. Un segundo estado pasional, de peligro, de sufrimiento y de lucha, y, en tercer lugar, un estado final, extraordinario, felicísimo, corona excelsa de todo triunfador.(REx, 12-1-1908, p. 563)

P. En su libro El velo de Isis se extiende en la interpretación de las leyendas de Las mil y una noche.

R. - En general, cuantas parábolas o fábulas contienen todos los libros arcaicos de su índole, tienen un sentido exotérico, infantil o vulgar, que es el que naturalmente se desprende de su narración - "la letra que mata"- y otro esotérico, filosóficos y trascendente - "el espíritu que vivifica". (1923b, p.38)

P.¿Le infunde un gran respeto, por lo que veo, el mundo que refleja la literatura caballeresca?

R. - Tras el velo mitopeico de los calumniados, por mal entendidos, libros de caballería, hay algo fundamental. Como que los trovadores medievales eran los hombres más exquisitos de su tiempo, que no cantaban a damas de carne, sino a damas-símbolo, de una ciencia-religión incomprendida; ejemplo: Jorge Manrique. (REx,1908, p. 564)

P. Un paisano y creo que, incluso, pariente suyo, el novelista Felipe Trigo, tiene mucho éxito. ¿Qué opinión le merece la literatura, digamos, atrevida?

R. - No soy autoridad en el campo de la novela y además se trata de un autor con quien me liga parentesco. La crónica negra, la del crimen del puñal o de la mirada, no debiera hallar puesto ni en la prensa, ni en el teatro, ni en la novela, porque es ley natural de contagio psicológico la de que la miseria comentada perpetúa la miseria. (REx, 1906, Enero, p. 46-7)

P. Parece partidario de prohibir esa clase de literatura ¿no?

R. - Corren gran peligro de perder o pervertir el sexo los que siempre están pensando en él o hablan constantemente de sus avasalladores placeres. Por eso la mala literatura llamada pornográfica, va directamente contra el sexo mismo, bajo pretexto de un arte naturalista, que nada tiene de arte, ni de verdad, tampoco.(1929 a, p.81-2)

P. ¿De la igualdad hombre- mujer?

R.. Si admitiésemos el cristianísimo aserto de "La sonata a Kreutzer" de Tolstoy, relativo a que los deberes de fidelidad son idénticos en la mujer que en el hombre, cambiaríamos por completo las caducas bases de nuestra sociedad actual. (1929a, p. 82)

P. ¿Y la Astrología?

R. - La naturaleza está constantemente influenciada por los astros, mejor dicho, es los astros mismos; pero el hombre es el rey de la naturaleza precisamente cuando conoce y cumple sus leyes, y un obrero o Cosmocrator de la naturaleza cuando, con su esfuerzo progresivo ayuda a la evolución de la misma. Tal es, y no otra, la verdadera Astrología. (1929a, p.109)

P. Pero, ¿estamos afectados directamente por los planetas?

R. - Nosotros tenemos por un error grosero el pensar que la posición de un planeta afecte "directamente" a la vida de un hombre, sino más bien, que astros y hombre se rigen por una ley común que los liga entre sí en forma apuntada en otro lugar con ideas que aquí nos es imposible desenvolver (1929a.,108)

P. ¿Lo que entendemos vulgarmente por Astrología para usted sería una ampliación de la Astronomía?

R. - Si las leyes del universo deben ser aspectos parciales de una ley única que abarque en sí lo moral y lo físico, si un solo paso del hombre en la tierra influye infinitesimalmente en la ponderación de los mundos, yo no puedo desligar al hombre del sistema planetario que le circunda.

Y si le desligáramos, la biología le ligaría.(1921c.110)

P. ¿Qué dice de la pasión por la carta astral, el horóscopo, etc.?

R. - Concédese de nuevo en la actualidad al horóscopo o "natividad" de las personas un papel preponderante y fatalista contre el mismo principio fundamental astrológico de que "los astros inclinan, pero no obligan" (1929a.,108-9)

Desde luego, astros y hombres estamos ligados por el número que a unos y otros preside. (1929a, p. 109)

P. Usted, pues, no es fatalista.

R. - El hombre, en verdad, es el artífice de su propio destino y los fatalismos más o menos inexorables que gravitan sobre él, pueden y deben ser vencidos todos con nuestro heroico esfuerzo.(1929 a.,109)

P. De todas formas reconocerá que hay una proliferación exagerada de "videntes y astrólogos" de poco pelo en consonancia con el consumo que de esta clase de servicios lleva a cabo gran número de personas de todas las clases sociales.

R. - Siempre habrá conexión entre el espiritismo y los oráculos o adivinaciones, pero tú te refieres a otra cuestión. Caballero he conocido que no daba un paso sin la previa consulta espiritista-oracular; magistrado hubo en el mismo Madrid -¡pobres litigantes!- que no daba un paso sin consultar con su doméstica pitonisa el texto de las sentencias en que había de ser ponente; y ministro liberal nuestro hubo que provocó a Sagasta una crisis fulminante y cómica por causa de un oráculo tabular. Más de un convento conocemos en que los veladores, los mediums y demás elementos oraculares modernos se emplean sin cesar, como hubo de emplearse algo análogo en cierta embajada alemana durante la Gran Guerra para informar a los submarinos en su campaña cruel. (1929a, p.141).  

P. ¿Está siempre el hombre volcado a un más allá imposible?

R. - Todos los seres de aquí abajo suplen su propia finitud con anhelos de infinito.

P. ¿De qué manera? ¿A qué se debe esto?

R. - A ese infinito nos acerca mucho más la pasión sexual, que es creadora, que la estéril razón pura, infecunda si el sentimiento no la vivifica. Es un hecho chocante, por no entrar en otras correlaciones astronómicas en el resto de la naturaleza, que los habitantes de la Tierra no hayan sabido separarse, a pesar de la evolución darwiniana, de los períodos sexuales y vitales típicos que le marcan a su planeta la Luna (el flujo catamenial femenino), Venus (su año de nueve meses marca el tiempo de gestación humana) o Júpiter, Saturno, etc. por poner algún ejemplo.

P. No es fácil entender estas cuestiones…

R. - Por mucho que fuere tu benevolencia, amigo, a mí no me creerás, porque soy español y los españoles, dicen las malas lenguas que no descubren nada más que las carnes, quizás tras los harapos de nuestra indigencia. Afortunadamente tenéis a la mano los novísimos estudios cinemáticos de Poincaré, el Dr. See y Darwin, hijo, para que os enseñen cómo y de qué manera la Tierra y la Luna, hijas remotas de un mismo núcleo cósmico hermafrodita, al que acaso aludiese antaño el famoso culto de Venus de Afrodisia, van a operar a la larga, indefectiblemente, una verdadera copulación sexual trascendente, generadora de un planeta futuro del tamaño de Júpiter. (Id. 111)

P. ¿No sería esto cierto antropocentrismo? ¿Lo vemos todo desde el hombre?

R. - En nuestro cuerpo se dan cita las ciencias todas, esas mismas que dependen del número. Materialistas o espiritualistas, partidarios de la escuela de sólo el cuerpo, o de la del dualismo de cuerpo y espíritu, o del pluridualismo más completo de los varios cuerpos envolventes más y más sutiles de la Mónada esencial, nos es forzoso admitir que en la realidad-hombre se impone ante todo la armonía, y que ella, sometida como está a leyes propias, no ha de discordar con las demás realidades grandes o ínfimas del Universo, en punto tan esencial como la idea de número y sus aplicaciones matemáticas. (1921c, p.115)

P. No hay, pues, una sola realidad.

R. - La serie de los universos y de los seres, como la de los números, es indefinida. (1921a, p.23). Y, como dice Schopenhauer en El Mundo como voluntad (I,15) y en Parerga y Paralepómenos (Cap.17) "al avanzar las ciencias naturales en sus investigaciones tropiezan finalmente con las cualidades ocultas, a cuya categoría pertenecen las fuerzas elementales de la Naturaleza, cuyo estudio compete a la filosofía más que a la Ciencia" (1921c, p. 115)

P. Con frecuencia intenta usted aproximar la doctrina arcaica y las ciencias naturales modernas, ¿Qué nos puede decir de los llamados espíritus de la naturaleza, seres superiores, etc.?

R. - Los místicos e iluminados de todos los tiempos han visto, de un modo u otro, a tales entidades, cuyo contacto psíquico indefinible experimentamos también los hombres menos sensitivos, aunque no lo seamos, ora en el ambiente repulsivo del lupanar, el hospital, la cárcel o la taberna, ora en el plácido ambiente del campo en los dulces días del invierno, en las deliciosas mañanas y tardes de la primavera, en las serenas noches de luna del verano, cuando lejos del bullicio y la astralidad de la urbe, nos ponemos en más íntimo contacto con la naturaleza. La "traducción" que de ello hacemos luego a nuestro lenguaje e idiosincrasias, resulta más o menos desnaturalizada según la pobreza de nuestras apreciaciones y el peso de nuestras preocupaciones mismas. (1929a.,93)

P.¿Y usted? ¿Los ha visto?

R. - He visto gentes de éstas en circunstancias bien tristes para mí y confieso que no me interesan lo más mínimo, como no interesó a Le Verrier el ver por el anteojo al planeta Neptuno después de haberle descubierto por el cálculo.

¡Son tan fáciles y de tan poquísimo valor, en mi opinión, las llamadas clarividencias y clariaudiencias, que jamás he seguido la senda de los iliminati, llámense ellos Swedenborg en el pasado, o Leadbeater en nuestros días!

No es que los critiquemos, ¡allá ellos!, sino que preferimos ver en el mundo mental, con la ciencia y la historia, no en el astral, donde aquellos pululan. (1929a, 96)

P. Pero, perdone la curiosidad, ¿se les puede ver?

R. - Nada más fácil, en efecto, que el verlos, llevando una vida pura, sin contacto sexual y absteniéndose de carnes, licores fermentados o destilados, café, tabaco, etc. Pero su solo contacto puede sernos muy perjudicial: la locura y el suicidio están muy cerca, sobre todo tratándose de ondinas y de sílfides. (1929 a.,96)

P. ¿El cristianismo dice algo de estos seres?

R. - Precisamente San Pablo en las citas que hacemos en el capítulo VII de El libro que mata a la muerte o libro de los jinas, nos habla de "Príncipes y Potestades del Aire" contra quienes los ya iniciados tienen que luchar más aún que contra la carne y la sangre.(1929a, 96).

P. ¿Y entre los griegos?

R. - Cabe dar esa interpretación a obras apenas comprendidas como el poema Las aves de Aristófanes, seres elementales del aire interpuestos entre nosotros y los dioses.(1929 a, 97).

P. ¿Nos puede dar otras fuentes donde se hable de estos seres?

R. - Ver el capítulo VII del primer volumen de Isis sin velo, las hagiologías o vidas de santos antiguas (de las modernas, expurgadas por el materialismo jesuítico, no hay que hacer caso), y, en general, en la vida de los grandes hombres como Moisés, Jesús, Wagner, Bécquer en el misterioso monasterio de Veruela, etc. (1929a, 98?)

P. Podemos decir que a través de los oráculos clásicos hablaba el diablo o los elementales?

R. - La cosa es complicada de suyo; pero el hecho histórico indiscutible es éste: en diferentes lugares sagrados del mundo antiguo había recintos solitarios, en los que una virgen, generalmente sentada sobre un trípode -el trípode o velador como instrumento de comunicación hiperfísica del moderno espiritismo- y sometida a la acción hipnótica de embriagadores vapores sulfúreos terrestres, ya que no a la de sacerdotes, "ocultos entre cortinas", "caía en trance" y comenzaba a articular el anhelado mensaje trascendente mediante el heteróclito órgano de su ombligo. Las tales revelaciones oraculares unas veces eran sabias, grandiosas; otras, triviales y siempre ambiguas, como sucede hoy, más o menos, con las "comunicaciones espiritistas" (1929a,178).

P. ¿El estudio de las leyes inexploradas y los poderes latentes constituye entonces la parte ocultista de la teosofía, el tercer objetivo de la Sociedad Teosófica?

R. - Ciertamente. La teosofía constituye lo que pudiéramos llamar ocultismo teórico, exento de todo peligro, pues que tiene su base en el estudio de la historia y en aquellas disciplinas comparadas. (1921c.103)

P. ¿Magia?

R. - Las que por magias hoy se tienen no son sino otras tantas monedas falsas  de la única y falsificada moneda legal de la verdadera magia, ciencia eterna, cuya previa existencia, a través de las edades, ellas presuponen indefectiblemente con su falsificación. (1929a, 35)

P. ¿Evolucionismo para usted sería lo mismo que hermetismo?

R. - No es lo mismo, pero la concepción evolucionista desde la teosofía se basa en el precepto hermético de que el mineral evoluciona en vegetal, éste en animal, el animal en hombre, el hombre en un espíritu y el espíritu en un dios, porque el hombre no es sino gota desprendida del océano incognoscible.(1921c, 103)

P. ¿Hay alguna ley sobre esto?

R. - Podemos decir que la evolución ascendente de las formas en el universo está siempre correlacionada o en razón inversa de la involución de la energía inteligente o logos que anima al cosmos.(1921c, p.103)

P. Sin embargo usted sabe que las personas de evidente cultura sienten cierta repugnancia por las prácticas ocultistas.

R. - Y es natural que la sientan, puesto que suele entenderse como ocultismo no aquella teurgia de Jámblico que exige del ocultista una previa y sobrehumana pureza, sino un cúmulo de prácticas necias, infantiles cuando no criminales, impulsadas por el egoísmo, que es el padre de todas las pasiones, en tanto que el verdadero ocultismo sólo puede basarse en un desenvolvimiento simultáneo de las tres facultades superiores del hombre: mente, sentimiento y voluntad, empleadas siempre con absolutos móviles altruistas en pro de la humanidad entera.

P. ¿Por qué, dado su interés para la humanidad, son precisamente "ocultas"?

R. - El temor al mal empleo de las tremebundas fuerzas ocultas, de las que nuestra electricidad es mero juguete, es lo que hizo secretas aquellas enseñanzas iniciáticas.(1921c,103)

P. Seamos más concretos: ¿se ha consagrado usted a estas prácticas?

R. - No.

P. ¿Por qué?

R. - Porque no me creo bastante puro, ni tengo la inteligencia suficientemente desarrollada para ello.

P. ¿Cree usted en la pureza de cuantos entre nosotros los occidentales se dedican al ocultismo práctico?

R. - Entiendo que la casi totalidad son unos desgraciados, simplemente.

P. Todo esto supone la existencia de ciencias perdidas que retornan...

R. - Sí, pero las doctrinas de la teosofía o religión primitiva de la naturaleza no son patrimonio de ningún tiempo ni país, sino que yacen como adormecidas u ocultas en todas las grandes ideas. (1921c, p.103)

P. ¿Por qué, entonces, la vuelta a Oriente que vivimos?

R. - Parece que estas ideas se conervan más puras entre gentes orientales de gran elevación espiritual e ignoradas para el mundo, gentes conocidas como Maestros o Mahatmas, literalmente, "grandes almas", y cuya actuación en los momentos críticos de la vida del mundo es bien notoria. Las doctrinas orientales satisfacen al espíritu más elevado y crítico porque son un fruto maduro de pueblos que al llenar su misión histórica han sido raídos de la faz de la tierra, mientras que la ciencia occidental, joven y pujante, temeraria y vanidosa, no es hoy más que una florescencia incipiente que el cierzo helado del escepticismo puede marchitar en flor.(1921c, p.103-4).

P. ¿Cómo se explica este resurgir del espiritualismo?

R. - Es cierto que muchos sabios ateos abandonan los amorosos brazos del materialismo para lanzarse a los de un despreciable teismo. Como decía H.P.B. los mayores cobardes de nuestros días no deben ser buscados entre el clero, sino en el gremio de los científicos. (1929a, p.99)

P. Todo esto que usted me dice, don Mario, tiene poco que ver con lo que se suele oír incluso de fuentes supuestamente cultas como diccionarios y demás.

R. - La teosofía no es desde luego "un vago iluminismo" como con ignorancia inexcusable y sectaria pretende el diccionario de nuestra Academia, ni menos una secta cristiana, gnóstica, neoplatónica ni oriental, sea brahmánica o budista. [Umbral, p.364]

P. No es de ninguna manera, pues, una secta (es un tema de gran actualidad)?

R. - Síntesis ella y origen secreto, en efecto, de todas las religiones, al par que Religión Única de la Ciencia, mal puede con su tendencia armonizadora y unitaria ser calificada de secta, palabra derivada de cortar, disociar y separar. Las sectas, en su caso, serían las religiones que tal dicen, religiones positivas que sueñan con un cielo especial para sus adeptos, negándosele a los demás, y que dividen a los hombres con sus creencias respectivas, en lugar de unificarlos en una aspiración suprema de Fraternidad Universal de la humanidad sin distinción de raza, sexo, credo, casta o color, como han enseñado todos los instructores religiosos (...).[Umbral, p.364]

P. ¿O sea, que devuelve la pelota, si me permite la expresión, a las religiones establecidas?

R. - Precisamente este error de las religiones particularistas es el que más lágrimas ha costado a los pueblos, y a título falsamente religioso, el judaísmo, el cristianismo y el mahometismo, por ejemplo, han derramado torrentes de sangre y mantenido a la gran familia humana en una discordia perpetua, sin que tengamos que recordar a este tenor guerras como las del imperialismo teocrático mahometano o las de los Treinta y Cien Años por la implantación de la Reforma protestante; horrores como los de la Inquisición que, "para salvar las almas" quemaba criminalmente los cuerpos; ni estrechos dogmas, en fin, que no son sino una maldición echada sobre una humanidad gregaria, ignorante y cobarde, tales como el absurdo de un infierno eterno por unas faltas finitas y a veces hasta excusables; un pecado original heredado, siendo así que en buen Derecho Penal no se heredan las culpas; un dios colérico y vengativo que se arrepiente de haber creado al hombre 'a su imagen y semejanza'; unas penas post-mortem que se redimen con dinero o recomendaciones e influencias, etc.etc. [Umbral, p.364-5]

P. Una de esas cuestiones vitales, sin lugar a duda, debe ser la de la reencarnación, de la que conocidísimos filósofos han hablado. ¿Qué piensa usted?

R. - Los diferentes personajes de la Historia viven y mueren como flores de un día. Sus personas o "máscaras" son distintas, pero están presididas sucesivamente a lo largo de sus respectivas vidas de aquí abajo por una entidad reencarnante: un pensamiento coordenador. (1929a, p. 202)

P. Lo lógico sería que tanto se siga después de morir lo bueno a lo malo como al revés, pero generalmente todos los que hablan de este asunto se creen Napoleón, Goethe, Paracelso o Prisciliano como usted.

R. - No, vamos a ver. Una cosa es el nombre simbólico que se adopta al ingresar en la masonería, de forma similar a lo que hacen aquellos que toman órdenes mayores o menores en la vida religiosa, y otra muy distinta es el tema de la reencarnación. Y, es cierto, pocos sortean la inevitable vanidad de creerse la reencarnación nunca de criminales, siempre de grandes hombres; así, en mi ya larga experiencia de filosofía oriental, he conocido dos que se creían a sí mismos Cervantes, tres Alcibíades y varios Dantes y Abelardos, con sus Eloísas, que...¡válgame Dios! (1929a, p. 200)

P. En alguna ocasión, supongo que en clave de humor, dijo usted que aunque desconocía sus vidas anteriores creía estar seguro de que no había sido ni obispo ni bailarina. ¿Hay algo más que humor, don Mario?

R. - Para evitar malas comprensiones es por lo que acabó haciéndose secreta antaño la tradicional verdad de que reencarnamos. (1929a, p.200)

P. ¿Por qué no me lo cuenta?

R. - De alguna manera siempre se ha distinguido en el hombre una parte inferior de barro, de pasión, de ideas y sentimientos concretos y agoístas y otra, superior. La primera nace y muere aquí, con un sexo u otro, sin reencarnar jamás, por lo que la persona de don Fulano de Tal, como tal máscara o envoltura de lo superior, ni ha sido nada antes de ahora, ni nada será después. No hay para ella Alcibíades ni Cervantes ante o post mortem.

 La otra parte superior, la individualidad, preside cada existencia individual reencarnando, o sea, tomando cuerpo o instrumento sucesivo de carne en diversas personalidades siempre diferentes unas de otras. (1929a, p.200-1)

P. ¿Un ejemplo?

R. - El jinete que iba reventando sucesivos caballos en las antiguas sillas de postas era siempre el mismo y recorría así largas distancias; pero los caballos en que sucesivamente iba montando eran distintos y no reencarnación o continuación unos de otros. (1929a, p.  201).



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