viernes, 31 de mayo de 2013

La Estrella de seis y la de cinco puntas





Helena Blavatsky

Los más famosos kabalistas occidentales, tanto de la Edad Media como de la Moderna, representan o simbolizan el Microcosmos por medio del pentagrama o estrella de cinco puntas, y el Macrocosmos por el doble triángulo o estrella de seis puntas. Eliphas Levi (el abate Constant) y creemos que también Kunrath, uno de los más insignes ocultistas de pasados tiempos, dan la razón de ello.

En la obra Rosacruces de Hargrave Jermings aparece la exacta relación del Microcosmos con el hombre en el centro del pentagrama. Se necesitaría un espacio mucho más amplio del que nos consiente un artículo para explicar con toda claridad el esoterismo de ambos símbolos.

Los genuinos kabalistas occidentales saben que el Espíritu y la Materia están simbolizados por los respectivos colores de los dos triángulos enlazados, sin relación alguna con las líneas o lados de los triángulos.

El filósofo kabalista y hermético considera trino todo cuanto existe en la Naturaleza; cada cosa es una multiplicidad y una Trinidad en la Unidad, por lo que representa estos aspectos por medio de figuras geométricas. Dice Platón que “Dios geometriza ”. Los Tres Rostros kabalísticos son las Tres Luces y las Tres Vidas de Ain –Suph (el Parabrahman de los occidentales) llamado también el invisible Sol central. El Universo es su Espíritu, Alma y Cuerpo, sus Tres emanaciones.

Esta Trina Naturaleza, la puramente Espiritual, la puramente Material y la intermedia (o Materia imponderable que constituye el Alma Central del hombre) está representada por el triángulo equilátero, cuyos tres lados iguales simbolizan que dichos Tres Principios están difundidos por todo el Universo en la misma proporción y que son eternos y coexistentes, según la ley natural de equilibrio perfecto.

Así vemos que, con leve variación, la simbología occidental es la misma que la de los arios. El doble triángulo que simboliza el Macrocosmos o Universo mayor entraña las ideas de Unidad, de Dualidad (en los dos colores y los dos triángulos) de Espíritu y Materia, de Trinidad, de la Tetraktys pitagórica, del cuadrado perfecto, hasta el dodecágono y el dodecaedro.

Los antiguos kabalistas caldeos, maestros e inspiradores de la Kábala judía, no tuvieron el antropomórfico concepto de Dios que se advierte en el Antiguo Testamento y subsiste en nuestros días. Su Ain–Supl, ilimitado e infinito,“tiene y no tiene forma ” según dice el Zohar, aunque después explica esta aparente contradicción añadiendo: “El invisible asumió forma al poner el Universo en existencia ”. Esto equivale a la idea puramente panteísta de que sólo es posible concebir a Dios en la naturaleza objetiva.

Los tres lados de los triángulos simbolizan para los ocultistas, lo mismo que para los arios, el Espíritu, la Materia y la Naturaleza intermedia (identificada en su significado con el espacio), así como también simbolizan las Energías Creadora, Conservadora y Destructora representadas en las Tres Luces.

La Primera Luz infunde vida inteligente y consciente en todo el Universo, en correspondencia con la Energía Creadora. La Segunda Luz construye incesantemente formas con la Materia Cósmica preexistente dentro del círculo cósmico y por ello es la Energía Conservadora. La Tercera Luz produce el conjunto universal de la materia física densa, que según se aparta de la céntrica Luz espiritual, pierde su brillantez y se convierte en tinieblas o en mal, que conduce a la muerte, por lo que es la Energía Destructora manifestada en lo mudable y perecedero de las formas. Los Tres Rostros kabalísticos del Anciano de los Ancianos que sin embargo no tiene rostro, son las divinidades arias llamadas Brahma, Vishnu y Shiva.

El doble triángulo de los kabalistas está inscrito en un círculo formado por una serpiente que se muerde la cola (el emblema egipcio de la Eternidad) y a veces en un sencillo círculo geométrico.

La única diferencia entre los símbolos oriental y occidental del doble triángulo –según explica Krishna Shankar Laishankar en el artículo publicado con el mismo título que el presente– consiste en omitir el profundo significado de lo que dicho autor llama el Cenit y el Cero.

Según los kabalistas occidentales, el vértice superior del triángulo blanco se pierde en el Cenit 1, en el Mundo de pura Espiritualidad o inmaculado Espíritu, mientras que el vértice inferior del triángulo negro se pierde en el nadir y simboliza, según prosaica expresión de los ocultistas medievales, la materia grosera, los desechos del Fuego Celestial (el Espíritu) caídos en el vórtice de aniquilación, en el mundo inferior, donde las formas y la vida senciente se dispersan para retornar a su fuente originaria, la Materia Cósmica. Según las enseñanzas puránicas, el punto central “es la sede de Brahma Avyakta o Divinidad inmanifestada”.

En efecto, como el punto geométrico carece de dimensiones, es un símbolo apropiado del invisible Sol central, de la Luz de la Divinidad inmanifestada; pero los ocultistas trazan en la figura, en vez del punto geométrico, la Cruz Ansata o la Tau Egipcia, en cuya parte cenital dibujan un círculo como símbolo del ¡limitado e increado espacio. Así modificada, la Tan Egipcia tiene casi el mismo significado que la cruz mundana de los antiguos herméticos egipcios, o sea una cruz inscrita en un círculo.

Por lo tanto, es erróneo decir que el doble triángulo sólo simboliza el Espíritu y la Materia, pues contiene muchos otros símbolos. Dice nuestro crítico: Si el doble triángulo sólo representa el Espíritu y la Materia, no se explica ni se rebate la objeción de que con dos lados no es posible trazar un triángulo, ni que el Espíritu y la Materia estén simbolizados por la distinción de blanco y negro de dos triángulos.

Creyendo ya haber explicado suficientemente algunas dificultades y expuesto que los kabalistas occidentales siempre vieron la Trinidad en la Unidad y la Unidad en la Trinidad, podemos añadir que los pitag6ricos rebatieron ya, hace 2500 años, la objeción levantada por el autor de las precedentes palabras.

La idea cardinal de los pitagóricos era que, bajo las fuerzas y cambios fenomenales del Universo, subyace un permanente principio de Unidad. Los Sagrados Números de dicha escuela no incluyen el Dos o la Duada, pues los pitagóricos no reconocían este número ni como idea abstracta, fundándose en que geométricamente es imposible construir una figura con sólo dos líneas rectas; por tanto no puede identificarse el número dos con ninguna figura geométrica plana o sólida para simbolizar la Unidad en la multiplicidad, como puede simbolizarla una figura poligonal. Así es que los pitagóricos no consideraban el Dos como Número Sagrado, porque representado en geometría por dos líneas horizontales = y en numeración romana por dos verticales II, y careciendo la línea de anchura y profundidad, sin otra dimensión que la longitud, era necesario añadirle al dos otra unidad para emplearlo simbólicamente en figura de triángulo.

Así resulta evidente por qué los herméticos emplearon dos triángulos enlazados para simbolizar el Espíritu y la Materia (el Alfa y el Omega del Kosmos) y representaron el triángulo que simboliza el Espíritu de color blanco y el de la Materia, de color negro. En cuanto a la pregunta de que si el vértice del triángulo blanco que se dirige hacia arriba simboliza el Espíritu,¿qué simbolizan los otros dos vértices del triángulo blanco?, responderemos que, según los kabalistas, simbolizan el Espíritu caído en la generación, es decir, la pura Chispa Divina mezclada ya con la materia del mundo fenomenal.

La misma explicación conviene al simbolismo de los dos vértices de la base del triángulo negro, cuyo tercer vértice representa la progresiva densificación de la Materia.

Por otra parte, decir que “toda idea de ascenso y descenso, de arriba y de abajo en el sublime concepto del Kosmos no sólo es repulsiva sino falsa”, equivale a negar la posibilidad de que una idea abstracta esté simbolizada por una imagen concreta.

Entonces,¿Por qué no invalidar toda clase de signos, incluso los de Vishnu y las eruditas explicaciones puránicas que de ello nos da el autor? Lo anteriormente expuesto da la clave de la fórmula pitagórica de la Unidad en la multiplicidad, del Único manifestado en muchos.

Esta idea está simbolizada en la Década (1+2+3+4=10) lejos de ser repulsiva es positivamente sublime. El Uno es la Divinidad. El Dos es la Materia, que por sí misma no puede ser una entidad consciente 2. El Tres (el triángulo) resulta de la combinación de la Mónada y la Duada, participa de la naturaleza de ambas y es la Tríada o mundo fenomenal. La Tétrada o sagrada Tetraktys es la forma de la Perfección para los pitagóricos y expresa o simboliza al propio tiempo la ilusión fenomenal o Maya–La Década o suma total simboliza el Kosmos.

Decimos en Isis sin Velo: “El Universo es la combinación de mil elementos; y sin embargo la expresión de un solo Elemento: del Espíritu o Absoluta Armonía. Es un caos para los sentidos y un perfecto Kosmos para la razón”.

Pitágoras aprendió filosofía en la india y de aquí la similitud entre las ideas fundamentales de los antiguos Iniciados brahmánicos y las de los pitagóricos. Al definir al Shatkon dice el autor que “representa el gran Universo (Brahmanda), el ilimitado Mahakasha, con todos los mundos estelares en él contenidos”. Con esto no hace más que repetir, en diferentes palabras, la explicación dada por Pitágoras y los filósofos de la estrella hexagonal o doble triángulo, como anteriormente indicábamos.

En cuanto a los restantes tres puntos de los dos triángulos, los tres lados de cada uno de ellos y el círculo en que están inscritos, como quiera que los herméticos simbolizaban todas las cosas visibles e invisibles, no podían menos que simbolizar completamente el Macrocosmos.

Los pitagóricos incluían en su Década todo el Kosmos, pero aún reverenciaban mayormente el número Doce, porque representaba la sagrada Tetraktys multiplicada por tres, de donde resulta una Trinidad de cuadrados perfectos llamados Tétradas.

Los filósofos herméticos u ocultistas, siguiendo los pasos de los antiguos Maestros pitagóricos, representaron el número Doce en el doble triángulo, el Macrocosmos, e incluyeron en él el pentagrama o Microcosmos, al que dieron el nombre de Universo menor.

Dividiendo las doce letras de los ángulos externos en cuatro grupos de tríadas o tres grupos de tétradas, obtuvieron el dodecágono, un polígono regular de doce lados iguales con doce ángulos también iguales, que para los antiguos caldeos simbolizaban los doce Dioses mayores, y para los kabalistas hebreos los diez Sephiroth o Potestades Creadoras de la Naturaleza emanados de Sephira (la Divina Luz) que era jefe de los Sephiroth, emanada a su vez de Hakoma, la Suprema e Inmanifestada Sabiduría, y de Ain –Suph el infinito, esto es, tres grupos de tríadas de Sephiroth, y una cuarta tríada constituida por Sephira, Ain –Suph y Hakoma, que “no puede comprenderse por reflejo” y que “está oculta dentro y fuera del cráneo de Rostro Largo”, según consta en el Idra Rabba. La cabeza superior del triángulo de arriba forma los Tres Rostros kabalísticos que constituyen los doce. Además, las doce figuras dan dos cuadrados o la doble Tetraktys que en la simbología pitagórica representan los mundos físico y espiritual. Los dieciocho ángulos internos y los seis centrales dan además de veinticuatro, dos veces el Sagrado Número Macrocósmico; también las veinticuatro Divinas Potestades Inmanifestadas.

Dice Jámblico que “las Divinas Potestades se indignan contra quienes revelan la manera de inscribir en una esfera el dodecaedro, uno de los cinco cuerpos sólidos geométricos, compuesto por doce pentágonos regulares”.

El pentagrama situado en el centro del doble triángulo da la clave del significado para los filósofos herméticos y los kabalistas. Tan conocido es este doble signo que se ve en la entrada de los templos budistas, en las lamaserías y en los relicarios del Tíbet.

Los kabalistas medievales nos dan en sus escritos el significado del doble triángulo con el pentagrama central. Dice Paracelso: “El hombre es un Microcosmos contenido en el interior del Macrocosmos, como un feto sostenido por sus Tres principales Espíritus en la matriz del Universo”.

Estos Tres Espíritus son dobles, a saber: 1º, el Espíritu de los elementos (cuerpo terrestre y Principio Vital); 2º, el Espíritu de las estrellas (el cuerpo astral y la Voluntad que lo gobierna); 3º, el Espíritu del mundo espiritual (las Almas animal y Espiritual). El séptimo Principio es un espíritu casi inmaterial, el divino Augoeides, el Âtma, representado por el punto central, que corresponde al ombligo humano. Este séptimo Principio es el Dios personal de cada hombre, según dicen los ocultistas orientales y occidentales.

Al hablar de los cinco triángulos compuestos de cinco veces cinco o veinticinco puntos, dice el aludido autor que el pentagrama es un “número correspondiente con los veinticinco elementos constitutivos del ser humano”.

Supongamos que el autor entiende por elementos lo que los kabalistas decían cuando enseñaban que las emanaciones de las veinticuatro Potestades Divinas e inmanifestadas, que con el inexistente o céntrico punto son veinticinco, constituyen un perfecto Ser Humano.

Sin discutir el relativo valor de las palabras elementos y emanación, y teniendo en cuenta la observación adicional del autor de que “toda la figura” del Microcosmos es “el signo de Brahma o la deificada Energía Creadora”, resulta esta afirmación incongruente con el parecer de eminentes herméticos y kabalistas, para quienes las cinco puntas del pentagrama simbolizan los cinco miembros cardinales del cuerpo humano.

Aunque no pertenecemos a la escuela kabalística occidental, afirmamos que tienen razón en este punto, porque si los veinticinco elementos representados por la estrella de cinco puntas constituyen un ser humano, dichos elementos han de ser vitales, ya sean mentales o físicos, y si la figura simboliza la Energía Creadora, el concepto kabalístico resulta reformado. Los cinco elementos groseros: tierra, agua, fuego, aire y éter, entran en la constitución del hombre, y lo mismo da decir cinco órganos de acción que cinco miembros o cinco sentidos.

En el Codex Nazaræus, el libro más kabalístico, Mano, el supremo rey de Luz y jefe de los Eones, emana de sí los cinco Eones que con Mano y el Señor Ferho (la Vida ignota y sin forma de la que surgió Mano) forman los siete, que simbolizan los siete Principios constituyentes del hombre. Los cinco inferiores son puramente materiales y semimateriales y los dos superiores casi inmateriales y espirituales.

De cada uno de los siete Eones surgen cinco refulgentes rayos de luz, y en todos los antiguos ejemplares del Codex Nazaræus se ve que la cabeza, brazos y pies del hombre, están simbolizados en las cinco puntas del pentagrama.


NOTAS
1 En la pirámide egipcia tiene el mismo significado. El notable arqueólogo francés, Dr. Rebold demuestra la gran cultura de los egipcios de 5000 años antes de la Era Cristiana, al afirmar, apoyado en varias autoridades, que en aquel tiempo existían no menos de treinta o cuarenta colegios de Iniciados que estudiaban Ciencias Ocultas y Magia práctica.

2 Compárese este concepto de los pitagóricos con el del sistema Sankia de Kapila, en el que Purusha y Prakriti sólo pueden manifestarse en el mundo sensorio cuando están combinados tino con otro.

domingo, 12 de mayo de 2013

El Simbolismo de La Rueda

El Simbolismo de La Rueda Gonzalez Federico by El Portal de Los Hechos

¿Qué se oculta tras las estelas del cielo? (Informe Chemtrails) 1






                   ¿Qué se oculta tras las estelas del cielo?

Algo está ocurriendo en el cielo a espaldas del ciudadano
(No solo en Europa). 

Al final del informe, te sorprenderas.-

Desde hace unos años a esta parte, es frecuente ver en nuestros paisajes, tomas de video, fotografías o estampas, una serie de estelas en el cielo de muy diversas formas y posiciones, desde líneas perfectamente trazadas y visibles, discontinuas, en zigzag, desordenadas en todas las direcciones, hasta en cuadrícula como si un gigante quisiera jugar a las tres en raya en el tapete azul del cielo.

Pero lo curioso y tal vez lo inquietante, es que estas estelas en lugar de desaparecer de forma casi instantánea como lo que vemos en algunas de estas estelas dejadas por aviones comerciales, es que permanecen en el tiempo, horas enteras y cada vez se van ensanchando hasta cubrir el cielo con unas nubes delgadas, blanquecinas, que se van juntando con otras y donde antes veíamos un cielo despejado, horas después nos encontramos con un cielo cubierto por delgadas nubes.

¿Son estas estelas producto de un plan a nivel global en la lucha contra el cambio climático? Si es así..¿Por qué lo ocultan a la sociedad? ¿Con qué derecho intentan alterar el clima que puede en algún momento escaparse al control humano y originar algo peor de lo que se intenta combatir? Si no es así...¿qué son entonces estas estelas que permanecen horas en el cielo y que se expanden? Vapor de agua no, se evaporaría rápidamente....entonces..

¿Qué pueden ser?

¿Pueden contener sustancias químicas que posteriormente caigan a las ciudades y campos? ¿Pueden ser metales pesados?

Estas preguntas y muchas más, son las que indudablemente cualquier persona puede preguntarse ante el silencio que rodea este misterio. Algunas administraciones, instituciones y empresas están desarrollando una nueva 'ciencia', la geoingeniería. Esta consiste en la manipulación del medio ambiente a escala global para provocar cambios que contrarresten los daños ambientales producidos por el ser humano a través de su actual sistema de vida, sin que este mismo sistema tenga que cambiar, reciclarse o modificar esas agresiones que originan el cambio climático.

Una forma cómoda de quitarse el problema sin renunciar al actual beneficio de la globalización y encima sacar beneficios y rentabilidad en los nuevos megaproyectos de la geoingeniería industrial. Edward Teller, físico y padre de la bomba de hidrógeno, en un reportaje del Wall Street Journal de 1997, anunció que estaba a favor de inyectar partículas en el cielo que disgregasen la luz del sol en la estratosfera para evitar el calentamiento global.

Paul Crutzen, Premio Nobel de Química, en agosto del 2006, propuso hacer un experimento consistente en desarrollar en la estratosfera películas de azufre para evitar que parte de la energía solar llegase a la Tierra. Quería lanzar con cañones, sulfuro de hidrógeno. Por oxidación, se forma dióxido de azufre, del cual, a su vez, también por oxidación se crean partículas de ácido sulfúrico. Pero..¿Estas mentes pensantes pensaban en las consecuencias que podrían originar en la salud de todas las personas? ¿Consideraban a las poblaciones víctimas colaterales de sus extravagantes ideas? ¿Pueden ser las estelas del cielo el desarrollo real de las tesis de estos supuestos científicos a los que les importa un bledo la vida de los demás?

Miguel Jara ha escrito un libro muy interesante e instructivo, que nos abre los ojos ante la manipulación de nuestra salud por las farmacéuticas titulado: 'La salud que viene: Nuevas enfermedades y el marketing del miedo'. En el mismo contiene un capítulo que trata sobre la geoingeniería titulado: 'Escrito en el cielo. El planeta de la eterna primavera'. Nos desvela muchísima información sobre las estelas. Bien es cierto que por ahora no se ha podido llegar a una conclusión final de lo que está ocurriendo en nuestros cielos. Pero seguramente no vamos mal encaminados. Algo ocurre y esas estelas sean lo que sean, están originando problemas de salud y no son normales. Y lo que es peor, esas estelas se encuentran ya en numerosas partes del mundo.

Pero sin duda las pruebas siguen llegando con claridad. Miguel nos lo desvela en su libro. Un estudio de 944 páginas realizado por un panel de científicos e investigadores denominado 'Implicaciones de la política del calentamiento por efecto invernadero: mitigación, adaptación y base científica', fue publicado en 1992, cinco años antes de la cumbre de Kyoto. En el manual hay científicos y empresas implicadas. Se muestran costes de aplicar los proyectos de geoingeniería, fórmulas matemáticas y químicas y explicaciones exhaustivas sobre cómo llevar a cabo los mismos. Incluye además argumentos sobre la reclutación de gobiernos extranjeros, la adquisición de materiales y la fabricación de compuestos aerosoles. Y esto es lo más sorprendente: el trabajo argumenta que la manera más eficaz de mitigar el cambio climático es la pulverización en la atmósfera de aerosoles reflectantes, para lo que se utilizarían aviones, tanto comerciales como militares.

Este método de mitigación de los efectos del cambio climático tiene como objetivo crear un escudo en la atmósfera del planeta para conseguir que aumente el albedo (reflectividad) de la Tierra. Se utilizaría para ello aerosoles compuestos de aluminio u óxido de aluminio y óxido de bario, así como productos químicos que generen ozono en la atmósfera. Es decir, que en lugar de rectificar nuestro comportamiento, estudiar la forma de reducir nuestro daño al medio ambiente sin perder la calidad de vida, lo que hacen estos eminentes científicos, apoyados por empresas con grandes intereses por los beneficios que pueden adquirir de tan tamaña empresa, es modificar el clima a escala planetaria.


En ese mismo informe, nada viene de la problemática del aluminio y otros compuestos químicos al caer al suelo, a las ciudades, al ser respirados por la población, en los cultivos, en el agua. ¿No han pensado que para solucionar un problema pueden nacer muchos otros que actúen de forma irreversible contra la salud de las personas?. ¿Nos están fumigando, envenenando sin que nos demos cuenta? ¿Por qué callan los políticos? ¿Qué sustancias hay en esas estelas del cielo que aparentemente son inofensivas? Pero nada de esto es nuevo. En 2006 salió publicado en los medios nacionales, que la Comunidad de Madrid estudiaba un método israelí para provocar lluvias con aviones, bombardear las nubes. Esperanza Aguirre, Presidenta de la Comunidad declaró a los medios de comunicación que : 'Este invento podría aplicarse en un futuro a Madrid'. ¿Así sin más?

¿Sin saber las consecuencias en detrimento al medio ambiente y la salud de las personas? Estas ideas tomadas a la ligera y sin un razonamiento lógico, el forzar cambios climatológicos forzosos a través de tecnologías, bombardeos o fumigaciones de sustancias químicas, puede llegar a unas consecuencias globales impredecibles y el que los políticos encima animen esta clase de prácticas industriales, es de una irresponsabilidad que raya la dictadura ocasional de un cargo.


El Ministerio de Medio Ambiente alemán se vio obligado a reconocer en el 2004, que investigaba sobre la posibilidad de cambiar el clima y que había desarrollado ciertos experimentos científicos para hacerlo. Los habitantes de una zona del país denunciaron que sobre sus cabezas volaban escuadrones de aviones y que dejaban sospechosas estelas químicas. El Gobierno alemán tubo que abandonar estas prácticas. Hechos como los expuestos, se cuentan por cientos.

En Argentina se provocan lluvias para que no lleguen a granizo por empresas privadas y fumigaciones en las nubes.

China, expertos en el clima

Las Autoridades chinas no se andan con tapujos o mentiras. Tienen una 'Oficina de Modificación del Tiempo' y detrás de ella, todo un departamento al servicio de la nación. Su responsable anuncia que hay que darlo todo para lograr la lluvia y sobre todo en las épocas de sequía. De esta forma, tienen preparados siempre numerosas baterias con cartuchos de compuestos químicos y cuando se hace necesario y las condiciones son las ideales, atacan al cielo para producir descargas de agua o bien depejar nubes que puedan amenazar cualquier evento.

El 8 de agosto de 2008, el cielo pekinés era bombardeado con 1.110 cartuchos de yoduro para asegurar una noche clara durante la inauguración de los Juegos Olímpicos. De forma más reciente ha vuelto a poner en marcha su artillería meteorológica para despejar las nubes y poder lucir un desfile militar que conmemoró el 60 cumpleaños de su renacer comunista.

El 29 de noviembre del 2009, en Pekín y en sólo 24 horas se pasó de un día primaveral que se podía pasear con mangas de camisa, a una espesa nevada que cubría de blanco la ciudad, en medio de un fuerte viento que tumbó árboles, descendiendo las temperaturas a tres grados bajo cero. Aprovechando la prevista disminución del termómetro, la Oficina de Modificación del Tiempo bombardeo el cielo como si de un ataque aéreo se tratara provocando la caída de la nieve. 186 dosis de yoduro plata, una sustancia catalizadora que libera hidrógeno, entró en contacto con el oxígeno de la atmósfera, aceleró la lluvia y cuajó en hielo y nieve en cuanto el mercurio bajó por la noche a los cero grados. Por todo ello, se sabe que en muchos países se está modificando el clima por conveniencias de una forma irresponsable y sin que se sepamos las consecuencias que ello nos puede acarrear a corto o largo plazo.

Jacques Cousteau El gran explorador marino Jacques Cousteau, además de enseñarnos los secretos y las maravillas del mar, de acercarnos a sus criaturas, de comprender el frágil ecosistema marino y la necesidad de su conservación y protección, nos dejó un gran legado a la humanidad, unas palabras y pensamientos que fueron publicados a título póstumo, pero en el que había trabajado durante dos años, como si presintiera que su fin estaba llegando. Este legado es un libro titulado 'Los humanos, las orquídeas y los pulpos'. Critica duramente a los políticos por no respetar el medio ambiente y ser marionetas de multinacionales que sin control alguno, realizan sus actividades en perjuicio de la humanidad. El ha dejado escrito, que los tecnócratas nos están convirtiendo en temerarios. Los juegos de azar que nos imponen a menudo (como el jugar con el clima), ponen en riesgo nuestra seguridad en beneficio de metas que no hacen avanzar la causa humana, sino que la socavan.

Al apostar nuestras vidas con sus planes, quienes nos gobiernan no cumplen con el mandato de una sociedad democrática, sino que lo traicionan. No nos ennoblecen, sino que nos convierten en víctimas. Y, al consentir riesgos que han tenido como consecuencia daños irreversibles para el medio ambiente, nosotros mismos no sólo renunciamos a nuestros propios derechos como ciudadanos. También victimizamos a los niños del futuro, indefensos, sin voz y sin voto. Cousteu escribe que la industria utiliza de manera habitual decenas de miles de sustancias químicas. De todas ellas sólo se ha comprobado los efectos sobre la salud de aproximadamente un 20 por 100 de los productos de uso diario. Sino sabemos nada sobre los efectos individuales de miles de sustancias químicas ¿cómo puede alguien predecir los efectos que pueden tener una vez mezclados, en innumerables combinaciones, en el aire y el agua donde los rociamos, emitimos y vertimos? La ciencia descubre. La tecnología ejecuta. El hombre se adapta. ¿Es ése el 'progreso' que queremos comprar con la moneda del riesgo humano? ¿Son la sumisión y la resignación las metas por las que debemos jugarnos la vida o la vida de nuestros hijos? Jacques aclara que ningún periodista que se precie puede considerar noticia el hecho de que los gobernantes mientan y que la gente lo sepa.


Lo sorprendente, lo terrible, es que la gente sepa que sus gobernantes mienten y no hagan nada al respecto. El problema de la democracia moderna no es que la gente haya perdido el poder que tenía, sino que haya dejado de valorar en su justa medida el poder que posee. Los seres humanos aún tenemos que comprender la enormidad de lo que estamos haciendo: en un segundo geológico, estamos deshaciendo complejidades que tardaron una eternidad en crearse. Sus palabras deben ser el despertar de la conciencia política. Geoingeniería, un toque de atención A pesar de todo ello, el Organismo Subsidiario de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico de Naciones Unidas, establece que 'ninguna actividad de geoingeniería relacionada con el clima tendrá lugar hasta que haya una base científica adecuada para justificar tales actividades'. Pero…. ¿y si existe un equipo de científicos que justifica la actividad? ¿No es preferible estudiar primero las consecuencias que podrían derivarse de una intervención del clima en el que no podemos controlar? ¿Quién va a controlar estos experimentos? ¿Con qué derecho pueden jugar a ser dioses con unos elementos que jamás podrán ser domados por el hombre por mucho que se empeñe? ¿Pueden ser la estelas una de esas justificaciones de cara al cambio climático? Sin embargo los defensores de la geoingeniería se cuentan por cientos, se agrupan y no cabe duda de que tienen hasta lobbys en el Parlamento Europeo para que se dicten leyes a su conveniencia. La manipulación de políticos es global mientras no cambie el sistema actual de gobernar.


Naomi Klein escritora canadiense exclama: '¿Cómo se atreven a reclamar el derecho a bloquear el sol, a pintar las nubes, a cambiar la química del océano?. Miren cuánto petróleo se derramó en el Golfo de México. Si hay alguna lección de este desastre es que no podemos controlar los efectos de nuestra tecnología y nuestra tecnología no es capaz de remediar las perturbaciones de la tierra que nosotros mismos desatamos.' Recientemente la cadena de TV Cuatro ofreció un reportaje de tres minutos sobre la geoingeniería. En él, Raquel Duva de los informativos desveló a los espectadores la posibilidad de que las estelas nubosas que vemos en el cielo durante los últimos años sean lo que multitud de científicos han descrito: proyectos para combatir el cambio climático por medios tecnológicos. Si es así, y todo induce a que sí, se está cometiendo un grave perjuicio contra la humanidad, contra la democracia, contra la libertad de las personas y se está poniendo en peligro no sólo la salud de las personas, sino la propia existencia del bienestar común de la humanidad. Lo que se haga para manipular el clima, que es un sistema global independiente y ya está tocado debido a la deforestación y otras causas humanas, no es ni nunca podrá ser, competencia de unos o de pocos países, es problema de todos. Hablar de 'legislación nacional' es simplemente una coartada para justificar experimentos que seguramente tendrán impactos dramáticos en otros países, incluso muy lejos de donde se inicien. Una de las propuestas de geoingeniería que más se impulsan actualmente, es la inyección de nanopartículas azufradas en la estratosfera para crear sombrillas gigantes que tapen los rayos solares. David Keith, un entusiasta de la geoingeniería, consiguió recientemente que se le publicara un artículo pretendidamente serio sobre el tema, en la revista Nature.


Ellos saben que las partículas inyectadas caerán posteriormente, causando daños similares en mar y tierra, además de muerte prematura de miles de personas. Paul Crutzen, Nobel contestó a estas advertencias que también el cambio climático amenaza la vida de la gente. La geoingeniería es un plan de los mismos gobiernos y empresas que han provocado el cambio climático, para convencer a la sociedad que podrán resolver el desastre con un 'plan B' que traerá más y nuevos riesgos que lo anterior, pero les permitirá mantener sus privilegios mientras vivan. Las generaciones futuras les dan igual. Ellos ya no estarán. Sin embargo, no debe existir el plan B. Los ciudadanos no se lo podemos permitir y si no protestamos la culpa recaerá en nuestro silencio como bien nos dejo dicho Jacques Couteau 'no podemos perder nuestro poder'. El peligro cae de los cielos: Lluvia nanobacteriana Cuando las Fuerzas Aéreas de USA empezaron a analizar la estratosfera, en los años 60, obtuvieron asombrosos resultados. Se han encontrado bacterias, esporas de hongos y virus desconocidos en la superficie de la Tierra. También se encontraron otras formas de vida más pequeñas que las bacterias. El descubridor de esas 'nanobacterias', como las ha llamado el Doctor Fol., las describe como la mayor población, hablando numéricamente, de nuestro planeta, en los siguientes términos: 'Estas son una forma diminuta de bacterias, que tienen 1.000 veces menos volumen que una bacteria normal y son varias veces más numerosas que aquellas'.

Como estas supuestas estelas que amenazan nuestros cielos se extienden sobre áreas de mucha población, donde los cambios de temperatura son mayores y se necesita con más urgencia un enfriamiento de la Tierra (al menos en opinión de Highes Aeroscope), hemos de asumir que las estelas químicas invadidas de partículas, poco a poco bajaran al suelo y junto a esos habitantes de la estratosfera que les han sacado de su ecosistema, entrarán en contacto con los pulmones de los seres humanos. Nuestro sistema inmunológico puede que no los reconozca y la falta de resistencia pueda conducir a una amplia variedad de enfermedades. Puede ser, no que suceda. Pero el silencio administrativo hace que las especulaciones aumenten. El peligro está presente. Uno más añadido a los muchos existentes realmente. Aluminio Sin embargo el problema se agrava.

De un tiempo a esta parte y dicho por personal que recoge las mediciones atmosféricas que analizan el tanto por ciento de las gramíneas y otras sustancias de nuestra atmósfera que respiramos, en diferentes estaciones distribuidas por la ciudad y el campo, advierten que se viene observando un gran aumento, superior al límite autorizado (si es que debería de existir límites pues lo ideal es 0) de partículas de Aluminio y otros metales pesados. Por trabajadores de campo del Ministerio de Medio Ambiente han observado que el gorrión, el típico pajarito que revoletea en todos los campos y áreas urbanas, está desapareciendo. Sus poblaciones están experimentando un fuerte declive. El gorrión es sensible al medio donde vive.

¿Qué les está ocurriendo? Por el momento no hay explicación. Son muchos misterios coincidentes en el tiempo. Estelas, alto índice de partículas de aluminio, poblaciones de gorriones que disminuyen... ¿Qué ocurre en nuestros cielos? En California, un productor de energía solar, notaba que la producción energética bajaba cuando en el cielo se cubría con estelas de los aviones que lejos de desaparecer, se ensanchaban formando una capa de nube. Los paneles solares no rentaban tanto como cuando el cielo estaba totalmente despejado. Más tarde comprobó que en sus placas solares, se observaba un polvillo. Recogió muestras del mismo y los llevó a analizar. Esto iba a ser el comienzo de una cadena de datos alarmantes y pruebas. El polvo estaba lleno de aluminio y bario, con una concentración extremadamente alta para estos productos químicos en el área del condado de Shasta que además correlacionaba con los resultados de muestras de otras localidades de la zona. Sin embargo, cuando las estelas aparecen, el rendimiento de sus placas es menor y tiene claro que las consecuencias son debidas a esas estelas que permanecen en los cielos. Esto no es California.



Pero las partículas de aluminio han aumentado como en California y como en todos aquellos lugares donde posiblemente las estelas del cielo actúen con su misterioso baile a la vista de todos. Y los políticos callan, los científicos oficiales esconden sus cabecitas en los agujeros para contar los huevos de las avestruces si es que los ven y los tecnócratas no vacilan en actuar sin importarles la biodiversidad de nuestro planeta. Un planeta único y sin recambios. ¿El aluminio puede ser la causa del aumento del Alzeimer cada vez más extendida en la sociedad? Enfermedad de Morgellons Es una enfermedad nueva, al menos así lo parece. Muchos médicos no han oído hablar de ella, pero en Estados Unidos parece ser que se está extendiendo de forma preocupante. La doctora Hildegarde Staninger, que efectúa unas declaraciones por la red en Youtube, comenzó hace años a estudiar los orígenes de una enfermedad extraña y que iba en aumento en cuanto a afectados. Sus estudios llegaron a Organismos Oficiales de la Sanidad norteamericana y llegó a la conclusión de que la enfermedad llamada morgellons tenía su origen en las estelas de aviones. Según esta doctora, la enfermedad es silenciosa, inteligente y cuando ataca a su víctima se siente como si tuviera piezas de cristal por todo el cuerpo. 150 veces más pequeña que los virus (se les conoce como virones), es invisible al ojo humano. Todo indica, según ella, que es obra de la manufactura del hombre, ya que los materiales microscópicos que forman parte de las fibras y filamentos de los morgellons, se emplean en fármacos de última generación, químicos y biomateriales, nervios artificiales, etc. Las Autoridades deben tomar cartas en el asunto y asegurar que las estelas de los aviones no son perjudiciales, realizar controles exhaustivos de las partículas en suspensión y ver el origen de las mismas. Los organismos oficiales están creados para servir a la sociedad y no al poder económico o a las multinacionales. En numerosas ocasiones se disparan los niveles máximos de ozono en las ciudades y se ocultan los datos o no se da la alerta a la población como está legislado. Vivimos con una serie de reglamentos y leyes que sólo sirven para sancionar al ciudadano, mientras que el político tiene la patente de corso de no cumplirla cuando le interese. El Ministerio de Sanidad tiene la absoluta obligación de velar por la salud de los ciudadanos y sin embargo no lo hace porque tiene un único objetivo: el interés de su partido y de las multinacionales. ¿Qué consiguen con su silencio? ¿A quién quieren engañar como ha ocurrido con la Gripe Aviar que ha sido una de las mayores estafas a los ciudadanos del mundo? Debemos de tomar decisiones propias, actuar con responsabilidad y no votar a ningún partido político hasta que no cambie el actual sistema político, basado en el engaño al ciudadano, la especulación, los sobresueldos y la mentira. No cabe duda de que las estelas de los aviones no son vapor de agua. No cabe duda de que permanecen horas en el cielo, se van extendiendo y juntándose con otras, formando una capa de nubes, una delgada película blanca que permanece en el cielo. ¿Con qué fin?

¿Qué contienen? ¿Qué función? No cabe duda de que debemos mirar más al cielo y hacer preguntas a nuestros responsables políticos, preguntas con respuestas claras. No cabe duda que algo realmente grave está pasando en nuestros cielos con consecuencias catastróficas. Los aviones perturban el equilibrio climático Independientemente de que las estelas en el cielo dejadas por los aviones, sean químicas o producto de una geoingeniería a nivel global para intentar combatir el efecto invernadero, los miles de aviones que surcan nuestro espacio aéreo, son responsables de añadir leña al fuego climático, de contribuir con sus motores al acoso de nuestro Planeta, de hundir el equilibrio de armonía que siempre ha imperado entre el cielo y la tierra. Hasta ahora, sigue diciendo Cisneros, no se han puesto más límites al desarrollo de la aviación que los que imponía el mercado del transporte. Existen razones medioambientales objetivas para que esta situación no continúe. Estas razones se resumen en dos fundamentales: -La aviación constituye la principal contaminación antrópica de la estratosfera. - Las repercusiones de la contaminación de la estratosfera tienen alcance planetario. Si se quiere limitar la contaminación estratosférica y corregir los graves desequilibrios que, en consecuencia, están produciéndose en nuestro planeta, es necesario limitar la contaminación producida por los aviones, reduciendo el número de vuelos y la altura máxima de éstos, de manera que garanticen unos niveles máximos de contaminación estratosférica, tal que pueda ser absorbida por los mecanismos naturales de regeneración de la atmósfera.

De la misma manera, hay que estimar los máximos vertidos contaminantes que, procedentes de los aviones, puede aceptar la troposfera sin que se produzcan alteraciones locales o planetarias. Para Cisneros en contaminación es necesario introducir el concepto de límite máximo planetario admisible que pueden aceptar los diversos sistemas, si queremos preservar este tipo de equilibrios extendidos en todo el planeta. Sean las estelas del cielo fumigación química dentro de un programa de geoingeniería oculto a la sociedad o bien producidas por contaminación de los vuelos aéreos, una cosa u otra, la situación requiere suma atención por parte de las Autoridades competentes y el silencio que suelen originar este tipo de problemática por parte de los políticos, no es democrático y está en clara complicidad con las multinacionales. Tenemos que mirar más al cielo y preguntar a los responsables y dirigentes de esta sociedad, que es lo que nos está cayendo de arriba. No permitamos una vez más que nos estafen y nos mientan como lo ocurrido con la ya famosa Gripe A. El mundo, los ciudadanos tienen derecho a saberlo todo, el planeta es de TODOS y cualquier alteración que se haga al mismo, repercute a TODOS, por lo que no se puede jugar con la vida de las personas. Nuestros dirigentes y multinacionales son responsables del cambio climático, creen tener el poder absoluto y mientras estemos dormidos, así será. Debemos despertar de nuestro éxtasis democrático y comprender que estamos en dictaduras basadas en leyes que han sido aprobadas por ellos mismos, para sus intereses y conveniencia. Quieren tener una sociedad gobernada en el miedo, una sociedad infantil que aún no ha aprendido a valorar la razón de su existencia. Dejemos de ser niños que eso es lo que les importa a ellos para manejarnos y llevarnos a donde quieren, y pasemos a una sociedad joven, responsable, con un sistema político justo y adecuado, diferente al actual.

No podemos quedarnos tranquilos viendo estelas artificiales en el cielo. No podemos consentir que cambien la belleza y el paisaje de nuestros campos, de nuestra casa sin que nos pidan permiso. Debemos de ser conscientes que sólo tenemos una vida y que esa vida la estamos viviendo en un planeta bello pero a su vez frágil, lleno de agresiones procedentes por políticos ineptos y un poder económico que sólo ama las ganancias. La conservación de nuestro planeta depende del esfuerzo de todos. Ahora si ,LO QUE USTED TAMBIEN DEBE SABER , CHEMTRAILS .

viernes, 10 de mayo de 2013

Jámblico y los misterios de Egipto





J. Peradejordi

El neoplatónico Jámblico nació en Calcis, en la isla de Eubea, en la segunda mitad del siglo II de nuestra era y murió hacia el año 330. Fue alumno de Anatolio, uno de los discípulos de Porfirio y, más tarde, del mismo Porfirio. A parte de Los Misterios de Egipto fue autor de numerosas obras, la mayoría de ellas perdidas, de las que, sin embargo, se conservan algunos estractos. Estobeo, por ejemplo, nos ha dejado citas importantes de la Teogonía Caldea así como de De Ánima.
La primera traducción latina de Los Misterios de Egipto se debe a Marsilio Ficino, quien la realizó en 1497, a partir de un manuscrito copiado hacia 1460.
Los Misterios de Egipto se dividen en 10 libros que son una respuesta a la carta de Porfirio a Anebón y una solución a las dificultades que se encuentran en ella. Esta respuesta parece haber gozado de una cierta popularidad, incluso en medios cristianos, ya que Eusebio la cita en su Preparación Evangélica y San Agustín en su Ciudad de Dios (X-XI). En la carta en cuestión, Porfirio atacaba a la Teurgia y ciertas formas de adivinación que Jámblico se esfuerza en defender basándose en las enseñanzas de los Misterios egipcios y caldeos.
Los extractos que hemos escogido de estos 10 libros proceden, especialmente, del libro I, que trata de varias cuestiones apelando a la sabiduría caldeo-egipcia; del V, que se ocupa de los sacrificios y recalca la importancia de la oración; del VII, que trata de la mistagogía simbólica de los egipcios y del VIII que, a grandes rasgos y con considerables lagunas, expone algunas ideas sobre la teología y la astrología. Han sido traducidos a partir de la edición de Edouard des Places. (1)
Como otros muchos filósofos griegos, Jámblico no es en realidad un elaborador de sistemas nuevos u originales; para él, los fundadores de la Teurgia, tema central de los Misterios de Egipto son siempre los sacerdotes egipcios, a los que muy a menudo llama los antiguos. La enseñanzas que aparecen en su obra proceden de estos, actuando Jámblico como un auténtico transmisor de la sabiduría egipcia, en lo que se refiere a Dios, al intelecto y al alma. Dios es Ese fuego supraceleste que saca su claridad de sí mismo, que no ha nacido, que es incorpóreo e inmaterial. (I-15). El intelecto, la chispa divina en el hombre cuyo despertar permite su regeneracíón, es Aquello que en nosotros hay de divino, inteligente y uno [...] que se despierta manifiestamente en la oración; despertándose , este elemento aspira superiormente al elemento semejante y se une a él en la perfección en sí (I-15).
La oración y, sobre todo, la alabanza eran una parte importante de las prácticas religiosas egipcias, ello lo demuestra la inmensa cantidad de himnos que hoy en día se conservan (2). La función eminentemente litúrgica de estos himnos no les priva, sino todo lo contrario, de un extraordinario valor poético. La oración era para los egipcios algo natural en el hombre caído y no sólo tenía el poder de orientarle hacia Aquel a quien ora, sino también el de acercarle a Él. En un himno a Amón (3) leemos: Él oye las oraciones de aquel que grita hacia él; en un instante viene de lejos hacia aquel que le invoca. Tener conciencia de nuestra nada es lo que nos empuja a orar: Y por la súplica nos elevamos pronto hasta el Ser a quien suplicamos, nos hacemos semejantes a Él por su frecuentación continua y desde nuestra imperfección llegamos poco a poco a la perfección divina. (I-15).
En la oración se considera tres grados, los cuales Jámblico explica con detenimiento, y, que además de ser un digno objeto de enseñanza, hace que la ciencia de los dioses se perfeccione. El primer grado de oración nos lleva al contacto con lo divino y nos permite conocerle; el segundo grado establece una comunión y una conformidad de sentimientos que atrae los dones que los dioses envían desde arriba incluso antes de que tomemos la palabra e incluso antes de que pensemos (V-26). En el tercero se sella una unión inefable que funda sobre los dioses toda su eficiencia y hace que nuestra alma repose perfectamente en ellos. La oración es, pues, un instrumento valiosísimo en manos del hombre que quiere recuperar su estado de unión con lo divino, que alimenta nuestra alma y que revela a los hombres los secretos divinos.
Para los egipcios, la creación, la naturaleza o el mundo de las apariencias no son sino símbolos de otra realidad, del mismo modo que sus jeroglíficos y su mitología se refieren también a ella, pudiéndoselos confundir, tal como tiende a hacer el profano, con meros símbolos de la naturaleza.
Hacían una distinción entre la naturaleza y la vida natural que de ella depende, la vida psíquica y la intelectual. Los planos psíquico e intelectual están por encima del natural, la fatalidad o el destino que actúa sobre el natural y sobre el psíquico no llega a alcanzar al intelectual. Esta no era en modo alguno una mera concepción o consideración teórica, ya que, según Jámblico, los sacerdotes egipcios recomiendan ascender por la Teurgia hierática a las regiones más elevadas, más universales, superiores a la fatalidad (VIII-4). Se trata de una vía enseñada por Hermes (4), que el profeta Bytis (5) Interpretó al rey Amón después de haberla descubierto, grabada en jeroglíficos en un santuario de Sais en Egipto (VIII-5). Para los sacerdotes egipcios, el hombre tiene dos almas (6) una de las cuales participa en la naturaleza divina, que es intelectual y otra introducida en nosotros a partir de la revolución de los cuerpos celestes. Este alma intelectual es superior al ciclo de los nacimientos y gracias a ella, liberados de la fatalidad, nos remontamos hacia los dioses inteligibles (VIII-6).
La gran enseñanza de los egipcios, transmitida en los jeroglíficos y de la que Jámblico se hace eco, sería pues la respuesta a cómo librarse de la Fatalidad; y la Teurgia el sistema que nos proponen.
La fatalidad es el estado del hombre caído, sometido a la corruptibilidad, sometido a los astros. Declaro que el hombre, concebido como divinizado, unido antaño a la contemplación de los dioses, se ha deslizado en otra alma combinada a la forma específicamente humana y por ello se encuentra cogido en los lazos de la necesidad y de la fatalidad (X-5).
La verdadera Teurgia es, para Jámblico, una mistagogía sagrada (I-11). No es nuestro pensamiento el que opera estos actos (teúrgicos); su eficacia sería entonces intelectual y dependería de nosotros, y ni una ni otra cosa son verdaderas. Sin que nos demos cuenta de ello, son en efecto, los signos mismos, por sí mismos, quienes operan su propia obra, y el inefable poder de los dioses a quienes conciernen estos signos, reconoce sus propias copias por sí mismo sin la necesidad de ser despertado por la actividad de nuestro pensamiento [...] Lo que despierta propiamente el poder divino son los mismos signos divinos; y así el divino es determinado por el divino y no recibe de los seres inferiores otro principio sino su propia acción (II-11). Vemos que nada tiene que ver con la hechicería o con el poder mental.
Sirva esta breve exposición para centrarnos en la motivación profunda que impulsó a los egipcios a inventar una serie de divinidades, cada una de las cuales tiene, como irá advirtiendo el lector, un significado concreto y preciso. Todo su panteón, todos sus misterios, todo su curiosísimo sistema de momificación, no apuntan sino a enseñar el camino de la incorruptibilidad a la resurrección.
______________
(1) Société d´edition Les Belles Lettres, París, 1966.
(2) Un bello ejemplo de estos himnos es el Himno de Khunatón, aparecido en La Puerta (Egipto) ed. Obelisco.
(3) Citado por S.Morenz La religión égyptienne, Payot, París, 1962 pág. 134
(4) Hermes es la helenización del dios egipcio Toth.
(5) No se sabe con certeza quien fue Bytis, pero algunos autores creen que es el mismo sacerdote del que habla el alquimista Zósimo en sus Comentarios sobre la letra Omega, refiriéndose a él con el nombre de Bytos.
(6) Se trata de la difícil distinción entre el espíritu y el alma pura, la chispa divina en el hombre. El primero está a la merced del destino astrológico; la segunda, al ser una emanación de la divinidad, es eterna. Un papiro se refiere a ella de este modo: Mi alma es Dios; mi alma es eternidad.

La Religion mas antigua (Mesopotamia)

BOTTERO JEAN - La Religion Mas Antigua Mesopotamia by El Portal de Los Hechos

miércoles, 8 de mayo de 2013

Pitágoras y su escuela




Pitágoras y su escuela

Raghavan Iyer


Pitágoras fue venerado en la India como Gran Gurú, Maestro y Padre y fue conocido con el nombre de Yavanacharya (“el filósofo jonio”). A él se le conoció por otros nombres en el Antiguo Egipto, donde pasó 20 años preparándose. Y más tarde, a la edad de 56 años, fundó su Escuela en Crotona, en la Magna Grecia, pero esto después de meditarlo mucho y según la sabiduría y visión de la poderosa Hermandad que él representaba.

El fue el Maestro de una comunidad emergente entera, que buscaba 400 almas puras que pudieran constituir una pequeña hermandad y así hacer de esa polis una ciudad de almas en busca de la sabiduría y en armonía con la sociedad en general. Su Escuela estaba cimentada sobre las normas más severas de admisión que incluían un período de prueba que duraba 5 años y se requería un silencio total cuando se estaba en presencia de aquéllos de la asamblea que habían estado más tiempo en la escuela. El iniciaba a los que habían pasado por todas las pruebas preliminares, los cuales se convertían en canales para la fuente divina de omnisciencia, hacia la cual él siempre se encaminó y sobre la que impuso un absoluto y reverencial silencio.

Para Pitágoras la filosofía fue la purificación de la mente y emociones para que la luz pura del alma inmortal brille libremente a través de las limitadas vestiduras comunes a todos los hombres. La purificación debe empezar con reverencia preliminar y así cuando se adora en silencio a los Dioses inmortales y también al orden trascendental que está presente en divina armonía en todo el universo, esto se convierte en una relación verdaderamente digna. Este orden puede ser visto en los cielos y ser estudiado con la ayuda de la geometría y las matemáticas de tipo más arquetípico. Si se honra a los héroes y similar, de ahí puede emerger una reverencia profunda por la totalidad de la vida cuando se ve en el contexto de un vasto universo. Pitágoras fue quien primero usó la palabra "cosmos". El universo es un cosmos, no un caos. Representa la majestuosidad de un gran orden de inmensas magnitudes que se puede entender mediante la aplicación de un principio arquitectónico eterno que tiene un recorrido y perspectiva sin límites.

El universo sólo está limitado por el tiempo y el espacio, pero no tiene límites en su transición exterior hacia el reino de lo potencial. Comprendiendo esto, una persona empieza a apreciar más lo misterioso de la vida y las muchas formas de la materia, y de este modo empieza a tener un verdadero y gran respeto por esas fuerzas que están incesantemente en acción, incluso en las actos más simples de la vida tal como cuando cogemos objetos. La persona que está así preparada, de modo natural honraría a los héroes y a los precursores de toda raza o civilización, los cuales aunque sean individuos imperfectos, son a pesar de todo capaces de elevar la moralidad de raza humana. A través de toda la historia, han aparecido muchos de éstos.

Cualquiera que haya meditado sobre estas materias tiene una visión muy grande de la naturaleza humana y ve a los seres humanos en términos de oportunidades, no limitaciones, en términos de potencialidades o posibilidades en vez de en desventajas. Por lo tanto, según las enseñanzas pitagóricas de los Versos de Oro, cualquier persona no tiene que sentir temor en relación a su destino si ya tiene un respeto maduro por sí mismo arraigado en una comprensión y reverencia por toda la vida.

Respeto a sí mismo aquí significa mucho más de lo que solemos entender en el sentido ordinario del término. Es la clave a lo que se dice en los Versos de Oro sobre hacer examen de uno mismo apropiadamente, lo cual es una acción muy diferente de la de confesarse ante un sacerdote o ir a un psiquiatra para que nos ayuden a analizarnos a nosotros mismos o a la de dedicarse a alguna otra forma de examen similar que es tedioso y represivo y que es realmente un examen de la personalidad. Porque en las enseñanzas pitagóricas, la personalidad no puede entenderse a sí misma. La personalidad no tiene ni la misma posibilidad de autoconocimiento. El entendimiento real puede venir solamente a través de la luz de la autoconsciencia que está inherente en todo ser humano. La luz del entendimiento puede disipar la sombra de la personalidad únicamente cuando, en consciencia lunar, se hace una conexión fructífera: o sea, metafóricamente hablando, como si nos retiráramos a Metaponto donde Pitágoras murió (algunos dicen que hacia los 100 años de edad).

Si hemos construido un puente en la consciencia personal hacia nuestro ser potencial latente, vemos que para este ser más grande no hay ninguna diferencia entre uno mismo y todos los demás seres humanos ni tampoco entre la luz interna o esencia de una cosa y la de todas las demás. La misma esencia luminosa se encuentra en una hoja de papel, en una mesa, una piedra y en cada uno de los átomos del espacio, y en toda forma animal y en todo vegetal o mineral. Y también lo mismo se encuentra en todo lo que compone ese vasto y complejo universo que nosotros llamamos el cuerpo humano. Lo mismo también se encuentra en cada forma de pensamiento que entra y sale de la mente humana a causa de que son afines a ella y la estimulan, o cuando son atraídas de forma plenamente consciente del gran depósito cósmico.

Todos los que quieran acercarse más al espíritu de los Versos de Oro deben prepararse y purificarse a sí mismos tal como Pitágoras enseñó, ya que fue famoso como entrenador de almas. Cuando los seres humanos buscan aprender, en su intimidad y soledad, comprometiéndose solemnemente a elevar verdaderamente su vida humana, deben empezar a hacerse preguntas sobre sí mismos: "¿Quién soy yo?", "¿Qué soy yo?", "¿Por qué hice esto entonces?", "¿Siempre digo lo que quiero decir?", "¿Pensé antes de actuar esta mañana y de lo que ahora creo que debo hacer mañana, la próxima semana o el próximo año?". Es significativo que la única frase que aparece 2 veces en los Versos de Oro es: "Piensa antes de actuar". Precisamente porque los seres humanos con las mejores intenciones del mundo, con acceso a las más profundas ideas y que comparten el más noble de los sentimientos, no son capaces de entregarse a sí mismos en su vida cotidiana con dignidad como mónadas divinas, por esta razón ellos mismos necesitan darse una oportunidad y de esta manera deben buscar dentro de cada día cada día cierto tiempo para examinar su pasado.

Si reflexionan continuamente según el punto de vista del Ser Inmortal, ellos seguramente llegarán a entender a los demás y aumentarán verdaderamente la confianza en sí mismos y sabrán qué es lo bueno que tienen dentro de ellos mismos. Esto, a su vez, les dará el coraje suficiente para darse cuenta de lo malo que hay dentro de ellos y por tanto lo que deben eliminar.

Es muy bien conocido, aunque poco entendido, que en la Escuela Pitagórica la Psicología iba unida al estudio de las matemáticas. Si uno quería realmente entender ésta, entonces se le aconsejaba meditar profundamente sobre la Tétrada y la Tríada pitagóricas. Cuando se hace verdaderamente así, uno se encontrará que penetra en lo misterioso, porque lo esotérico y lo exotérico son relativos. Lo que para uno está oculto, no es desconocido para otro.

Lo que en un tiempo está oculto en otro tiempo no es inaccesible. Por desgracia, muchas personas son víctimas de una visión del conocimiento aristotélico-baconiano donde los pensamientos son vistos como bits de información transmitidos desde el exterior y que se impresionan sobre el cerebro, al cual se le considera erróneamente como una especie de tabula rasa. En nuestros tiempos modernos muchas personas creen equivocadamente que el verdadero conocimiento tiene que ver con la revolución de la información y por lo tanto todo lo que se necesita es encontrar modos apropiados de dar acceso a la información a cada uno y todos de nosotros. En la Escuela de Pitágoras, si las personas buscaban conocer los Misterios se les decía con toda justicia que debían respetar las reglas.

Estas reglas veneradas por el tiempo siempre se han observado. Los Grandes Maestros, hacen de estas reglas, que siempre son las mismas, adaptaciones según las exigencias de la época, pero en estricta obediencia a la Fraternidad en nombre de la cual ellos actúan y de la cual son fieles miembros.

Pitágoras, el Gran Maestro, cuando enseñó la sabiduría divina que era adecuada para su tiempo siguió reglas muy estrictas. Hay una versión mítica en la que se cuenta cómo se hizo esto. Los que buscaban admisión en la Escuela y que ya habían encontrado inspiración en la vida diaria siguiendo las enseñanzas de los Versos de Oro. Entonces tales personas eran invitadas a probarse a sí mismas a través de un conjunto preliminar de pruebas libremente escogidas y estrictamente supervisadas.

Una de éstas requería que el candidato fuese conducido a algún lugar retirado y que se le dejara con pan y agua. Se le pedía que permaneciese allí durante una noche y que pensase fijamente sobre un único símbolo, por ejemplo un triángulo. Habiéndose preparado apropiadamente y seguido los pasos necesarios para adquirir calma, entonces el candidato apuntaba las ideas que se le ocurrían en relación con la vida entera.

La siguiente mañana, el candidato era invitado a la asamblea donde estaban los que ya habían pasado por todas estas etapas y Pitágoras, quien presidía, le pedía que expresara sus observaciones al grupo entero. Una práctica común durante aquellos días era que varios miembros de la asamblea eran instruidos para hacerle difícil al candidato el exponer lo que tenía que decir y de este modo ridiculizaban sus ideas. Naturalmente, el nuevo candidato era fácil que estuviese nervioso aunque realmente la asamblea estuviese de su lado, pero sin embargo no se hacía ninguna concesión a sus limitaciones, ambigüedades y motivaciones confusas. Esto era por su propio bien.

A menos que uno pudiera mantener la compostura bajo estas circunstancias, estaba claro que la vida en la Escuela probaría ser demasiado para un candidato que era indebidamente influenciable por la crítica. Algo de esta antigua tradición todavía persiste, por ejemplo en Holanda y Alemania, cuando se defiende una tesis, aunque si no tienen el mismo propósito compasivo de las pruebas mencionadas anteriormente, la ceremonia se convierte en criticar y llega incluso a ser absurda.

Para Pitágoras era crucial que el autoconocimiento fuese verdadero y relacionado a la santa y sagrada enseñanza de la divina Tríada y así beneficiar a los demás hombres. La Tríada misma no se puede comprender excepto si se la relaciona con el Punto. Y el Punto no se podría entender excepto como el Uno relacionado a la Duada.

La Mónada y la Duada no se pueden entender completamente a menos que sean vistas en relación a la Tríada. Y así la serie de números continúa. Lo que subyace es el difícil problema que tiene que ver con la forma: el sentido del Cuadrado Pitagórico. Si todos estos se pusieran juntos, la consecuencia sería algo como la cuadratura del círculo, y conseguiríamos el elixir de la vida (la clave a los Misterios de la vida y la muerte). Pitágoras enseñó que a menos que los Misterios sean encontrados dentro de uno mismo, nada pueden decir a uno. Todos deben hacer sus propios experimentos con la Verdad, deben hacer sus propios ejercicios para calmar las pasiones, controlar y concentrar la mente, y sobre todo para purificar nuestras motivaciones, intenciones, sentimientos, gustos y aversiones. Esto se debe hacer para fusionar la totalidad del ser de uno, integrando la razón y sentimientos con una vibración fundamental y así nos uniremos al verbo sagrado que mueve y anima al ser entero manifestado. Todos los seres humanos tienen acceso único y privilegiado al verbo que está dentro del santuario y con el que contactan en un estado de conciencia profunda, ya sea mientras dormimos o estamos despiertos o cuando meditamos o en los buenos momentos.

Pero, sobre todo cuando meditan sobre la más sagrada de todas las materias, la cual que tiene que ver con la fuente y origen de todas las cosas y seres vivientes. Cuando se hace esto, entonces se comenzará a entender el Tetraktys o Sagrada Cuaternidad (el Número de números).

Individuos intuitivos llegarán a ver que todos estos números apuntan hacia el cinco, el pentágono pitagórico, y el seis, que fue más tarde usado por la Cábala pero que para Pitágoras era una estrella de seis puntas donde había un águila en lo alto y debajo de la cara de un hombre había un toro y un león. También ellos comenzarán a sentir algo sobre el significado del siete como el principio básico de división de no solamente colores y sonidos, sino de toda la manifestación.

El siete, a su vez, no se puede entender sin el ocho y Pitágoras enseñó cómo se produce armonía cuando sintonizamos las notas altas y bajas en la octava, de este modo aquí está la base de muchas de las teorías y enseñanzas que nos han venido a través de las tradiciones musicales.

Lo que él ilustró con la música también podría ser aplicado a la medicina, lo cual significa que no podemos omitir el número nueve. El nueve tiene un gran significado como 3 grupos de tres, pero también anuncia el fin de todas las cosas: está "sin terminar". El sabio ya tiene esto en cuenta, y así preserva la imagen inviolable del que se ha llamado número perfecto desde Pitágoras -el diez-  sin buscar su exacta réplica visual en La Tierra.

Lo que está oculto tras la Tríada ha sido vislumbrado por grandes arquitectos, escultores y artistas. Los chinos, cuando creaban vasos, se abstuvieron de hacerlos perfectamente simétricos. Los arquitectos contemporáneos como Jacobsen después de idear un buen edificio no tienen interés de ir a la ceremonia de inauguración ya que se han centrado en el diseño del siguiente. Las mentes verdaderamente creativas saben que se disfruta creando, pero que este goce disminuiría o incluso se disiparía si uno se apega a los resultados.

Las normas del mundo que se adaptan a los intereses de los mediocres también actúan como freno y esto impide que se ascienda a los niveles de excelencia los cuales están presentes en todas las culturas. En la tradición pitagórica, para una respuesta apropiada a cualquier pregunta sobre los Misterios, se debe formular a uno mismo para que así cada uno haga su propia meditación y reflexión sobre la Tétrada así como del Tetraktys.

Lo fundamental de la enseñanza pitagórica fue estimular la aparición del hombre o mujer completos. Ellos no pueden ser manufacturados, sino que verdaderamente deben crearse a sí mismos. Los Grandes Maestros ayudan a que el ser humano se haga completo por sí mismo mediante una enseñanza holística que todavía perdura. Pitágoras fue el creador de la verdadera ciencia, religión y filosofía de la tradición del Cercano Oriente que él inició. La enseñanza de Pitágoras fue también ésa de Buda y más tarde la de Shankara.

Hace 2500 años el Buda enseñó a sus discípulos primero a convertirse en shravakas (oyentes). Cuando ellos ya habían pasado tiempo suficiente escuchando y aprendiendo, lo mismo que ocurría en la tradición hindú original con su énfasis en brahmacharya (un período de probación), entonces ellos podían convertirse en sramanas (hombres de acción). También encontramos esto en la tradición pitagórica, donde los neófitos son acousticoi (los que escuchan). Esto hace referencia no a algo mecánico o rígido, y por lo tanto falso, sino a un entrenamiento equilibrado en el arte de perfeccionarse a través de la sabiduría, la conservación de la energía. La purificación de pensamiento, el calmar y armonizar los sentimientos se hacía para manifestar apropiadamente al Ser Interior a través del habla y conducta apropiadas.

Pitágoras enseñó una triple división de la humanidad y una triple división del deseo. Todos los hombres pueden ser comparados a las personas que atienden a una fiesta. Allí están los que están motivados por el deseo de ganar algo y van allí a comprar y vender. También están los que están motivados por el amor al honor y van a competir entre sí y a emularse para obtener los grados de excelencia. Luego están los que no se interesan en las ganancias ni en la gloria porque ellos o bien se han cansado de este juego o porque piensan que es ilusorio o porque nacieron con una natural indiferencia a ello. Tales personas están totalmente interesadas en el amor a la sabiduría.

Los que aman la sabiduría pueden ser comparados a los que en las fiestas son como espectadores, que no participan y que al mismo tiempo no hacen juicios externos, que no compran ni venden, que no comparan ni contrastan, sino que meramente aprenden lo que es común a todos los hombres, o sea que aprenden algo sobre el noble arte de vivir. Ellos no hacen lo que no es necesario. Ellos tratan de averiguar lo profundo que está detrás de las formas dentro del gran drama humano en el cual el mundo en su totalidad es un escenario y los hombres y mujeres son meramente actores. La función es únicamente lo que importa. En la tradición pitagórica la atención con calma es el comienzo del camino a la sabiduría.

La reencarnación, la filosofía de la palingenesia es también fundamental. Todo ser humano ha asistido como espectador a una gran diversidad de espectáculos, ha actuado en una múltiple diversidad de papeles. Según esta perspectiva, saber es recordar y mucho de lo que se ve es la restauración del Alma-Memoria. Lo que la gente piensa que es nuevo son principalmente recuerdos que provienen de algún lugar del cual ella no sabe nada, pero los cuales aun así actúan como una especie de ayuda divina dentro de nosotros y a veces en los malos momentos o cuando tenemos problemas nos salva de cometer errores que nos habrían hecho retroceder de no haber sido por ello, pero ahora ya hemos aprendido algo. La Escuela que Pitágoras fundó fue una en la cual toda clase de conocimiento podía ser buscado, pero no con la intención de sincretizar los -ismos y las sectas de la época sino más bien para que yendo desde arriba hacia abajo seamos capaces de ver los principios que son la síntesis, en theoria y praxis, con la meditación y recta conducta.

Después de la muerte de Pitágoras, los alumnos de su Escuela se separaron. Ocurrieron cismas entre las personas así llamadas científicas, que pasaban su tiempo haciendo pretensiones, discutiendo y atacándose entre sí y los que inicialmente eran simple entusiastas y que fueron ridiculizados por los otros. Los últimos fueron dejados solos con su devoción, creencia y verdad encantadoras, lo cual ayudó a continuar la transmisión de la tradición. Todo esto ya había sido previsto por ese sabio del estilo de Prometeo llamado Pitágoras.

El quería que hubiera separación y autoselección no sólo entre los muchos que fueron influenciados, sino igualmente entre los pocos que estaban experimentando los rigores del entrenamiento, los que tenían la fibra moral para soportar el ascenso extremadamente difícil hacia la sabiduría. El pretender que el sendero es fácil es la excusa fácil de los que verdaderamente no tienen intenciones de ascender, porque antes han fallado muchas veces y temen tanto equivocarse antes de empezar que preferirían no arriesgarse ni siquiera en la primera prueba.

Hay mucha protección en los códigos morales, comprobados por el tiempo, de toda verdadera comunidad de buscadores- Esto se sugiere en los refranes y creencias de todas las sociedades. Pitágoras enseñó que debe haber una quietud interior del alma, un silencio de la mente en el cual la verdadera receptividad del corazón nos permite el aprendizaje real. Una persona que se concentra mientras aprende carpintería o mientras se entrena en atletismo está en calma.

Los individuos que se concentran mientras aprenden algo están en calma. ¿Podría exigírsele menos a una persona que estudiara y perseverara mientras busca la divina ciencia de la dialéctica, tal como Hierocles llamó a la enseñanza pitagórica? El arte del ascenso libre del alma hacia los reinos superiores que se indica en las palabras finales de los Versos de Oro, es descrito como el desvelar de percepciones latentes de las realidades que están ocultas. Cualquiera que pretenda ir en serio debe dar tiempo a la Naturaleza para que hable. Es únicamente sobre la superficie serena de la mente calmada que las visiones percibidas en lo invisible encuentran representación verdadera y apropiada.

En la antigua India, la Grecia clásica y la América de los primeros tiempos se entendía perfectamente que sin venerar a los antepasados nada que merezca la pena puede ocurrirle a un ser humano, a un grupo o sociedad. Esta tradición fue parcialmente seguida bajo la influencia del Movimiento Teosófico en el siglo XIX y por el posterior renacimiento platónico -aunque de corta vida- en una variedad de fraternidades y movimientos.

Algunas están todavía haciéndolo bien, pero la mayor parte de las demás fraternidades que tomaron reglas pitagóricas y las adaptaron para autodisciplina, amistad verdadera y respeto a uno mismo no están en la misma posición. Mientras muchas lo han dejado definitivamente, hay otras que la han seguido bastante bien aunque hayan perdido el impulso original. También están las pocas que han permanecido desconocidas a la mayoría y que han tratado de ser fieles al impulso original. En algunos casos, el impulso retrocede no sólo al tiempo de Benjamin Franklin o al de las sociedades originales de Filadelfia que comenzaron en el tiempo de la firma de la Declaración, sino incluso más atrás. Como Burke sugirió, cualquier generación que no muestra respeto a sus ancestros no será recordada por la posteridad. Los que muestran poco respeto a los que han venido antes que ellos -sus padres, abuelos, maestros y los maestros de los maestros- serán repudiados a su vez por sus hijos. La ley del karma no discrimina entre personas, sociedades y generaciones.

La pregunta surgió entre los primeros pitagóricos, sobre la norma de honrar a nuestros padres: ¿Qué tiene uno que hacer si nuestros padres son indignos?

La respuesta dada en aquel tiempo por los sabios pitagóricos fue: "Primero pregúntate a ti mismo si realmente has rendido suficiente homenaje a los dioses inmortales, a los héroes de todos los tiempos y los genios buenos de la tierra. Si has hecho todo esto, entonces tienes derecho a preguntar si deberías honrar a tus padres. Pero encontrarás, si has observado todo lo anterior, que siempre encontrarás alguna razón para honrar a tus padres mientras al mismo tiempo no tienes que seguir ciegamente sus costumbres. Esto es porque, como más adelante los Versos de Oro ponen énfasis, todas las personas deben pensar por sí mismas. Cada uno debe tomar sus propias decisiones y escoger su propio camino. Esto no necesita ninguna recomendación ni ser anunciado en nuestra época. Es parte de nuestra misma constitución.

También fueron las palabras del Buda en su lecho de muerte. Esta es la más antigua enseñanza y es sentido común. No hay casi ningún ser humano que no la conozca. 

Los seres humanos se olvidan. Todo egoísmo está enraizado, concluyó Pitágoras tras muy poca reflexión. Casi nunca, incluso en esta era de cambio, la gente tiene intenciones sistemáticas y consecuentes de reverenciar a los dioses inmortales o a los héroes, incluso aunque hayan sido desmitificados. Las personas no tienen intenciones de desobedecer deliberadamente la ley enseñada por un Iniciado hace mucho tiempo: "De Dios no se burla nadie, lo que sembréis recogeréis". Todo hombre sabe todas estas cosas. ¿Por qué entonces Schweitzer puso tanto énfasis en la reverencia por la vida? El sabía que si algo es digno de hacerse, es digno de que se le ponga énfasis, porque aunque los hombres creen que lo saben actúan como si nunca lo hubieran sabido.

Los hombres se olvidan y por lo tanto en la doctrina pitagórica de anamnesis, así como en la enseñanza platónica, todo tiene que ver con recordar y olvidar. Todas las almas humanas, cuando beben de las aguas del Leteo se identifican con la forma y están bajo la influencia de los lenguajes inferiores transmitidos por el mundo a ellos a través de sus parientes y de aquéllos cercanos a ellos. Ellos se olvidan, y como olvidan, los niños pequeños de edades muy cortas, los cuales miran, sonríen y dan la bienvenida al mundo, y en el proceso de aprender a caminar, levantarse y moverse se quedan confundidos al notar el desprecio, escepticismo, cinismo, desconfianza y odio a uno mismo que está todo a su alrededor. Y con el tiempo, cuando los niños ya están preparados para el precioso momento de la pubertad, no han recibido ninguna inspiración ni ayuda para aprender a manejar el puro goce de eros bajo el control de una cabeza calmada y fría. Están completamente en guerra con otros y consigo mismos.

Vivimos en la era de Zeus, en donde es difícil entender la grandeza del significado profundo de la invocación pitagórica a Brihaspati, Júpiter o Zeus –él es quien sabe y puede mostrar el genio que tiene todo ser viviente–. El honor y la reverencia implican algo más de lo que entendemos de ordinario con estas palabras. Para entenderlas se necesita saber lo que Pitágoras enseña en las estanzas finales de los Versos de Oro y que en su conjunto fueron llamadas Heiros Logos, el Sagrado Discurso.

Pitágoras enseñó que se necesita discriminación y discernimiento. Uno debe aprender no sólo a hacer distinciones, a mostrar discriminación, a reconocer matices, subtonos, colores secundarios, matices de significado, a reconocer la inmensa diversidad de las formas de la vida sino también a ver el orden y la estructura bajo la cual puede ser entendido. Es necesario distinguir cosas similares, distinguir opuestos, diferenciar las falsificaciones, apreciar lo íntimo, y también sobre todo ser capaz de ver la unidad y relación entre todas estas cosas. Entonces será posible, cuando escuchemos opiniones, discriminar entre ellas e ir a por las buenas o a por la mejor de todas, incluso en las observaciones más absurdas. Uno puede aprender y anotar lo que es de valor en todo o cualquier cosa con la que uno se cruza. Pero si uno se cruza con muchas cosas que no merezcan la pena ser anotadas en un bloc de notas, puede dejarlas que transcurran sin más y permanecer calmado ante ellas. Todo esto sugiere un concepto de humanidad, un gran control de uno mismo que se combina con la compasión, el amor, la magnanimidad además de con la prudencia y que es verdaderamente raro en cualquier época, pero totalmente admirable en la nuestra.

Pitágoras especialmente elogió la prudencia, no la perspicacia o lo que el mundo llama astucia, sino la visión interior de la sabiduría en relación a la esfera lunar, una región en la que todo comienza, cambiará y fenecerá. Si uno no tiene en cuenta esto, no puede ser prudente. Porque tener mucho apego es como ser imprudente. Los deseos son de 3 clases. Están aquellos deseos que cuando nacen por primera vez son totalmente inapropiados y que no son buenos desde el principio.

Con frecuencia tales deseos son ansias de hacer lo imposible. Si una persona antes de poder ser capaz de subir montañas, pretende escalar el Everest la próxima semana, éste es un deseo inapropiado y fuera de lugar. Un buen amigo podría sugerirle que fuese y averiguase lo que realmente desea saber, aunque aprender esto podría ser muy desagradable. La segunda clase de deseos no están fuera de lugar cuando se originan, sino que tienen sentido, como el deseo de acabar algo que se ha comenzado, independientemente de lo que ello sea, ya tenga que ver con el colegio, el trabajo o la familia. Sin embargo aquí precisamente está el peligro, porque se hincha tanto ese deseo que se convierte en una obsesión.

Y puede llegar a ser tan virulento, de una fuerza que nos domina, que la persona se convierte en esclavo de él y ya no en un ser humano libre. Esta clase de deseos no es totalmente mala, pero tienen que ser modificados. Esa vehemencia tiene que ser descartada hasta que fluya como las aguas frías, en consonancia con el océano de la vida hacia el cual debe ir y finalmente terminar. En tercer lugar, están los deseos, que aunque no son inapropiados en su origen ni tampoco vehementes, son inadecuados por la forma en que se expresan.

Una persona podría tener un legítimo deseo y un sentido de la proporción pertinente sobre tal deseo pero no saber cómo expresarlo adecuadamente, y por lo tanto se convierte a menudo en la víctima de un mal momento. Tener malas oportunidades es como las creencias equivocadas, pues eso indica una falta de compromiso total con nuestros propios proyectos, si usamos palabras de Sartre. Uno no está nunca bastante allí donde es necesario sino que siempre está como en un mal momento. Si uno continúa así durante bastante tiempo acabará atrayendo fuerzas elementales alrededor de sí mismo que le traerán mala suerte.

Cuando Pitágoras habló de prudencia y magnanimidad, él dio una prueba crucial. Uno llega a ser hombre cuando se hace más magnánimo. Esto se enseñó así incluso después de Platón, cuando la Academia empezaba a desaparecer. Aristóteles pensó que era apropiado basar su concepto del hombre ideal sobre la virtud de la magnanimidad. Todo ser humano tiene acceso libre a la magnanimidad, pero no puede ser conseguida instantáneamente si uno es mezquino, tacaño, temeroso, egoísta o desdeñoso. La magnanimidad aparece libremente en la mente únicamente mediante grandes ideas y visiones. En el corazón surge solamente cuando tenemos mucha compasión por los enfermos y por los que sufren.

Pitágoras sabía lo que era entonces ser premeditadamente escogido como la piedra base para la sociedad del futuro. En nuestros días, cuando la sociedad moderna está próxima a desparecer, pero quejándose y apenas ocultando una enérgica protesta patética. Ya otra cultura ha comenzado a nacer: de la misma forma en que lo invisible se desliza sobre lo visible. La enseñanza pitagórica no puede ahora significar un mero retorno a las formas una vez enseñadas en la Magna Grecia. Debe ser vista como la simiente de las instituciones que se regeneran a sí mismas y de la cultura y código del alma. Cuando el alma consiga establecerse sólidamente como una estatua bien firme en la mente, mientras al mismo tiempo ella sostiene el vasto universo de los pensamientos. El conjunto estará inexorablemente en contemplación, mostrando belleza de alma, belleza de mente, belleza de corazón y belleza en toda dirección y dimensión. De este modo, esto hará posible que más y más seres humanos -con sus imperfecciones- sobresalgan de las multitudes para beneficio de todos y para transformarse a sí mismos y actualizarse, terminando con trascenderse a sí mismos.

La preparación es crucial para la escuela pitagórica del futuro. Cualquiera que estudie los Versos de Oro de Pitágoras en cualquier traducción o edición y reflexione sobre ellos para sacar  alguna inspiración, puede hacer aparecer energía vital en su conciencia profunda la cual es causal en relación al reino externo de los efectos.

Los que hagan esto podrán constituirse a sí mismos como seres que se acercan más en espíritu, pensamiento y sentimiento a la Presencia más íntima, nunca manifestada. En los días de Pitágoras mucha gente sabía que no le conocía. Nunca ningún Gran Maestro se reencarna ni manifiesta excepto en condiciones apropiadas y siempre a escondidas excepto para unos pocos. Cuando sea necesario, el manifestará alguna parte relevante de sí mismo. Pitágoras pasó mucho tiempo (22 años) estudiando los Misterios Egipcios, planeando cómo adaptar sus enseñanzas a los problemas de su época. Cuando estuvo preparado para empezar su obra, permitió a la gente ver a través de las apariencias veladas y expresiones parciales.

Su ser invisible e inmanifestado, por su misma naturaleza, nunca puede ser visto excepto por la luz del ojo de aquellas personas que han extendido el hilo dorado que está dentro de todo ser humano (o sea, por los que perciben el Huevo Dorado). Esto requiere del Buddhi. El que lea los Versos de Oro con este espíritu reverencial puede acercarse al Divino Ser quien fue el sabio autor de ellos y sacar inspiración que será inapreciable cuando se tengan problemas.


Artículo publicado en la Revista Hermes, Noviembre de 1977
Raghavan Iyer.



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